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Entre el incordio y el acoso

Los padres de un alumno del colegio Castalia de Castelló aseguran que su hijo sufrió acoso escolar y la conselleria lo califica de «incidente»

El colegio público Castalia de Castelló, antes Serrano Súñer. carme ripollés

«No soy calvo, no tonto, tampoco despistado, si os envío esta carta, no soy imbécil. Fracaaaaaaaaso?» Este es el mensaje que un alumno del colegio Castalia de Castelló plasmó en un dibujo en una visita al psicólogo. El menor le dijo a sus padres -según la versión de los progenitores- que los profesores y sus compañeros se metían con él y, desde entonces, sus padres han peleado para poner en conocimiento de la autoridad competente lo que podría ser un caso de acoso escolar.

Pero, lo que para los padres del menor es «bullying», para la Generalitat fue «un incidente entre un profesor y un alumno». Los hechos tuvieron lugar el curso pasado y, este año, tanto el profesor como el alumno han cambiado de colegio. Además, se ha abierto una batalla judicial, aún por concluir.

Tal como narran los padres, los problemas empezaron cuando el niño pasó a Primaria y, a las pocas semanas de empezar el curso (año 2014), le dijo a sus padres que tuvo una pelea con unos compañeros y que el profesor le había castigado encerrándolo en una clase y que, de vez en cuando, entraba y le daba unas «zurras». Desde entonces, y siempre según la versión de los padres, «empezó el calvario». «El niño vino un día y nos preguntó qué significaba energúmeno, que eso se lo había dicho un profesor», narra la madre. Los padres hablaron con la dirección y consiguieron apaciguar la situación pero volvieron los conflictos con sus compañeros. «Un día llegaba con un chichón, otro día con la mano doblada, se pegaba con otros alumnos y los profesores no sabían tratarlo. Nos contaba que le reducían de malas maneras», comenta. La madre añade que la mayoría de las agresiones ocurrían en el comedor y que una de las monitoras le dijo: «Sácalo del comedor que te lo van a matar». «Con beca y todo, lo saqué», apostilla. Además, un día llegó a casa con una «herida sangrante». «Le llevamos al pediatra y nos dijo que le sacáramos de ese infierno», añade.

Así las cosas, los padres pidieron el cambio de centro, petición que fue aprobada por el colegio por la «situación de confrontación y falta de confianza de los padres del alumno con la organización y decisiones tomadas por el equipo docente». «Esta situación ha ocasionado un clima de tirantez extrema que perjudica seriosamente al bienestar personal y social del alumno», se añade en el escrito que se emite desde el colegio Castalia.

Con todo, los padres decidieron denunciar al profesor pero la causa ha sido archivada por haber prescrito. Tal como se recoge en el auto del juzgado de instrucción número 4 de Castelló, los hechos denunciados -las supuestas zurras- constituyen una falta de lesiones que prescribe a los seis meses. Supuestamente, los hechos pasaron en 2014 pero la denuncia no se interpuso hasta este año.

Desde la Conselleria de Educación explican que hubo un incidente entre el profesor y el alumno y que la familia del menor le acusaba de acoso. El mismo profesor también interpuso una denuncia por las acusaciones recibidas cuyo juicio tuvo lugar hace poco más de veinte días y todavía no se conoce sentencia. La conselleria confirma que tanto el niño como el profesor ya no están en el centro desde el presente curso escolar. «El profesor era provisional y se ha trasladado y el niño ha salido del centro por decisión de la familia», explican.

Asimismo, aclaran que la conselleria «nunca ha constatado el acoso y maltrato al que hace referencia el alumno ni ha recomendado al niño que cambie de colegio».

Cabe recordar que la semana pasada, otros padres, también informaron de un supuesto acoso escolar a sus hijos en el mismo colegio. En este caso, tras mediar la Conselleria de Educación, se consideró que los hechos fueron una pelea puntual ocurrida en el patio del colegio a raíz de una discusión originada mientras los niños jugaban a fútbol.

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