Mientras haya una sola víctima de violencia machista, siempre será demasiado. Hoy, en el Día Internacional contra la Violencia de Género, diferentes actores relacionados con esta lacra social analizan el porqué se siguen produciendo asesinatos machistas, las carencias del sistema y lo que se ha evolucionado desde el caso de Ana Orante, mujer asesinada en 1997 tras aparecer en televisión.

Como referencia en Castelló están los padres de Rocío López. Félix López y Lucila Agredano aseguran que siguen viviendo una auténtica pesadilla pero ello no ha mermado sus ganas por ayudar a las mujeres maltratadas. «No hay suficientes medios para acabar con esta lacra. No hay casi abogados de oficio, las mujeres van al juicio sin haber hablado con sus letrados, no saben qué tipo de ayudas tienen,... y todo esto hace que les de pánico denunciar, porque piensan que con la denuncia empieza el auténtico calvario».

El brigada jefe del Equipo Mujer-Menor (EMUME) de la Comandancia de la Guardia Civil de Castelló señala la denuncia como algo primordial para que los cuerpos de seguridad puedan proteger a la víctima. «La protección es compleja y, desgraciadamente, estamos ante una lacra. A todos nos duele cuando hay una nueva víctima y siempre nos preguntamos si se podría haber adoptado alguna medida más estricta», señala el brigada.

Según la presidenta de la Asociación por la Igualdad de Género de Castelló, Elisa Iniesta, «hemos evolucionado mucho, sin duda». «La violencia de género ha pasado a ser un asunto público y está tipificada, además de que se han modificado multitud de normas que propician la igualdad efectiva». No obstante, queda mucho por hacer y señala que «poner el acento en la responsabilidad de las víctimas exclusivamente para acabar con el maltrato es un grave error». «Se reducirían mucho más las muertes si la presión se ciñese sobre los maltratadores. El mensaje 'acabar con el maltrato depende de ti' debería de estar dirigido a quienes cometen esos delitos».