Va superando exámenes el Villarreal B que, pese al cambio de entrenador y a las numerosas rotaciones de jugadores en fin de semana por exigencias del primer equipo, se mantiene en puestos de play-off prácticamente desde que arrancó la competición. El miércoles, con debut en la portería y ocho cambios respecto al último once, arrancó un gran punto en Lleida que pudo haber sabido mejor de no haber sido por el gol anulado a Adrià Dalmau.

«La segunda vuelta será aún mejor. Este equipo va a más. Son jóvenes y creen mucho en lo que están haciendo», aseguró Miguel Álvarez, el nuevo entrenador del filial amarillo, quien repite una y mil veces que «estar aquí es un regalo que me ha caído del cielo».

A la vez, quiso restar importancia a las bajas de su plantilla. «No me quiero quejar. En ese aspecto soy un privilegiado porque en el Villarreal por debajo tengo a un segundo filial y a un División de Honor al que poder echar mano. Hay mucho nivel. Otros equipos más modestos sí que se podría quejar por tres o cuatro bajas en su equipo», señaló.

Respecto al partido en el Camp d'Esports de Lleida, donde no se vieron goles pero el partido pudo haber acabado perfectamente con un 4-4, Miguel Álvarez comentó que «defendimos como animales. Fue un partido de ataques y de contraataques. Muy bonito de cara al espectador». Y remató su intervención recalcando que para él entrenar a un equipo como el Villarreal B «es una gozada» porque se siente «muy a gusto en este equipo y en este club».