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Los pisos o viviendas puente son casas que se dejan a familias que están en riego de desahucio o están buscando una alternativa porque ya han sido desalojadas. «Normalmente, los usuarios de piso puente están entre una semana o seis meses, aunque es muy extraño que pase tanto tiempo hasta que se solucione la situación», cuenta José Luis López, concejal de Servicios Sociales.

Los miembros de la familia durmieron la noche del miércoles repartidos entre el hotel que se les asignó y casas de familiares. Anoche también hicieron uso del hotel y esta mañana se trasladarán a la vivienda puente asignada. La Concejalía de Vivienda estuvo ayer toda la mañana buscando una casa para la familia hasta que se encontró este piso.

«Ahora tenemos que buscar una vivienda, o bien de alquiler con ayudas o bien pública», cuenta López. El edil explica que si se trata de un domicilio privado se ayudará a la familia a afrontar el alquiler dejando solo un pequeño porcentaje a pagar por ellos. En la Conselleria de Vivienda explican que hay un listado de solicitantes para acceder a los domicilios públicos y que «hay que respetarlo, no se puede poner a nadie por delante», cuenta Carla González, de la Conselleria. «Para poder ocupar la vivienda en la que estaban tenían que demostrar que estaban en ella antes de 2015 y esta era una ocupación reciente. Se les avisó de ello», continúa. González recuerda que es importante respetar estas viviendas de la Conselleria porque «puede haber una familia esperando que se quede en la calle».

Las necesidades especiales de uno de los hijos, que tiene diversidad funcional y precisa llevar silla de ruedas, condicionan la elección de la vivienda. A. H., padre de la familia cuenta a Levante de Castelló que su «hijo necesita ir a una escuela que cumpla algunos requisitos como tener un fisioterapeuta». Por tanto, las casa que al final se escoja debe estar cerca de un colegio que pueda ofrecer estos servicios. «De momento, la vivienda puente que les hemos asignado está en una zona con muchos servicios y cercana a la escuela del niño», comenta López, edil de Servicios Sociales.

Hasta que la situación se desbloquee y encuentren una casa contarán con un trabajador de los Servicios Sociales que les ayudará. «Aún así lo que buscamos desde nuestro trabajo es que la propia familia sea lo más independiente y autónoma posible», cuenta López.

El padre de familia, A. H. asegura que el desalojo se produjo sin ningún tipo de aviso previo. «No nos avisaron de que nos iban a sacar. No teníamos constancia de nada, estábamos en la cama». Al padre de familia no le gustó la actitud de las personas que fueron a hacer efectivo el desahucio. «Nos tocó salir a la calle con lo puesto y luego tuvimos que esperar un buen rato hasta que aparecieron los Servicios Sociales», continúa el afectado.

Por este hecho, no notificar que se les iba a desahuciar, el abogado de oficio que se les ha asignado ha decidido interponer una demanda al vulnerar los derechos de la familia.

«Lo único que quiero es poder vivir dignamente debajo de un techo» cuenta A.H. El padre de familia denuncia que llevan «catorce meses» en esta situación desesperada y desde los servicios sociales no se ha hecho nada hasta que se ha llevado a cabo el desalojo.