Una pena máxima le abrió el camino al Badalona para derrotar al Castellón y una pena, máxima, es la que parece expiar el Castellón. Como un condenado por algún pecado original, los albinegros penan por el campo sin ideas y sin sangre, en un sufrimiento que se prolonga ya diez jornadas. Una vez más, el equipo de David Gutiérrez exhibió todas sus vergüenzas ante un rival que, sólo con la corrección, le sacó los colores.

Tras siete empates consecutivos, el Castellón perdió su segundo partido liguero y se queda antepenúltimo, nada nuevo, pero ahora empatado a ocho puntos con los otros dos colistas, el Peralada y el Ebro. El efecto Guti, si es que alguna vez lo hubo, se ha diluido y el equipo se enfanga en una dinámica ya habitual. Atrás, incapaz de mantener la portería a cero y delante, inoperante, sin armas para revertir la situación.

En la segunda mitad, tras un remate desde la frontal de Caballero después de un saque de esquina, el Castellón se terminó. Un centro desde la derecha, donde Satrustegi se vio sistemáticamente superado por los jugadores del Badalona, acabó en un penalti cometido por Regalón en un empujón a Chacopino. Era el minuto 53 y Albarrán engañó a Álvaro Campos para avanzar a los suyos.

El Castellón se enrabietó, pero su rabia no fue de esas que transforman los partidos. La niebla cubría los ojos de los jugadores de David Gutiérrez que fueron incapaces de poner en peligro la portería de Morales. Con un Máyor aislado en la punta de ataque, la salida de José Carlos y Cubillas no fue la solución al grave problema ofensivo de un equipo que ha anotado sólo siete tantos en diez jornadas de Liga.

Como era previsible, el Badalona aprovechó para sentenciar. Con un Castellón obcecado en la búsqueda estéril del gol, los de Calderé disfrutaron a la contra. Una jugada elaborada primorosamente terminó con un pase profundo de Naná que Robert Simón convirtió en gol, solo ante Álvaro Campos. Era el minuto 76 y el partido se podía dar por cerrada.

Atrás quedó una primera parte en las que el Castellón repitió las constantes que le habían permitido no ahogarse en las jornadas anteriores. Con el agua al cuello, los albinegros aguantaron con dudas en la retaguardia, siempre confiados en un Álvaro Campos salvador, mientras que delante faltaban las ideas y la fe.

Y es que arrancó el equipo de Guti ofreciendo cierta ilusión. El valenciano mandó a Satrústegi al lateral izquierdo, en su regreso tras sanción, y dejó a Castells en la caseta para que Theo acompañara a Gálvez. Los cambios en el once ofrecieron el espejismo del primer cuarto de hora, con un Castellón dominante que se acercó al gol con un disparo de Muguruza en el minuto 8.

Pero se deshinchó el globo cuando al Badalona se le ocurrió apretar. Albarrán y Robert Simón encontraron un filón por la banda izquierda y convirtieron la tarde en un incordio para Eneko Satrústegi. Tras dos centros desde esa banda, Chacopino se acercó al gol, pero sus remates los detuvo Álvaro Campos y se marcharon fuera, respectivamente. Una vez más, en el 40, un centro desde la derecha permitió un disparo a puerta, pero en esta ocasión Dani Hernández mandó demasiado desviado el lanzamiento.

Poca más historia tuvo un partido que prolongar la pena del Castellón. Un penar que dura ya diez encuentros.