Trabajaba en una gran empresa, tenía un cargo y unos ingresos que bien podría considerarse más que aceptables. Lo tenía todo. O eso parecía. Seguramente despertaría alguna envidia e incluso la gente de su alrededor diría que era una persona de éxito. Pero la realidad era otra. No era feliz, no se sentía realizado y decidió cambiar el rumbo de su vida. Esta es la historia de Pedro Martínez Ruiz, autor del libro «Desarrolla todo tu potencial. 11 claves para lograr el éxito» que ha presentado en Castelló y en el que narra cómo se puede alcanzar una meta. Él lo ha conseguido.

¿Cómo se inicia en el coaching y que le motivó a dar ese giro a su vida?

Trabajé muchos años en el sector de la logística de una gran empresa, dirigiendo a un gran grupo de personas pero, llegó un momento en mi vida en el que, realmente, lo que quería hacer no era aquello. Empecé a buscar soluciones. No abandoné el trabajo de la noche a la mañana pero sí empecé a formarme hasta que, al cabo de unos años, decidí dejar el trabajo. Fue un proceso progresivo en el que, como persona, lo que me hacía vibrar no era eso. Preferí indagar en mí y descubrí que lo que de verdad me gustaba era ayudar a los demás. En aquel momento no entendía cómo darle sentido a eso y descubrí cómo, a través del coaching, lo podía hacer.

Este cambio de rumbo, ¿se puede tomar a cualquier edad?

Considero que sí, siempre con cabeza, sabiendo dónde estás y a dónde quieres llegar. Muchas veces en la vida sabemos lo que no queremos pero no nos ponemos indagar en nosotros mismos qué es lo que realmente queremos. En muchas ocasiones hay personas que van a mucha velocidad pero sin saber dónde. Y es más importante tener clara la dirección, que no, ir más o más deprisa. Aunque se vaya despacio, adelante siempre es adelante.

¿Qué factor juega el cerebro en este proceso?

El cerebro puede ser nuestro gran aliado o nuestro gran enemigo. Nosotros somos la persona más influenciable en nosotros mismos. Aunque estés solo en casa siempre estás pensando cosas y, podemos mejorar nuestro día, o entorpecerlo. Hay personas que se levantan con la queja, que es lunes y tienen que ir a trabajar. Y la clave es que, si algo no nos gusta, vamos a intentar cambiarlo, pero no vamos a boicotearnos. O cuando no consigues lo que quieres en el tiempo esperado se califica de fracaso cuando puede que, quizá, el camino elegido no era el correcto o necesites más tiempo.

¿Somos excesivamente negativos?

Hay gente que vive en el futuro y hay que vivir más en el presente. Si vivimos en el pasado estamos más cerca de algo de tristeza, cuando estamos en el futuro nos creamos ansiedad, por lo que sí, hay que valorar más lo que tenemos. ¿Qué no nos gusta? Vamos a intentar cambiarlo pero vamos a vivir en el día a día. Hay dos maneras de vivir la vida, una es vivir la vida y otra es honrar la vida, y a mí me gusta honrar la vida. No hay que olvidar que estamos de paso. Cuando vamos quejándonos generamos un estado de nerviosismo, ansiedad. Si nos generamos un estado de estrés nosotros mismos también segregamos cortisol , que es más perjudicial que el colesterol, y la mayoría de las veces nos la ocasionamos nosotros. Ese cortisol te baja la energía, no tienes ganas de nada,...

¿Qué parte responsabilidad tienen las empresas en el bienestar de las personas?

Ahora mismo estoy asistiendo a un curso de formación inteligencia emocional para entornos laborales de la Universitat Jaume I. Yo siempre digo que la inteligencia emocional tendría que darse como asignatura primordial desde pequeños. ¿Qué pasa cuando no nos hablan de inteligencia emocional? Que la tristeza la confundimos con la ira y el enfado, y, entonces, lo pagas con otra persona. No entendemos los sentimientos ni las emociones.

¿Considera una buena herramienta aplicar la inteligencia emocional en el sector empresarial?

Es primordial. Para mí, el valor de la empresa, está claro que tiene que ser el cliente, pero es la persona, el trabajador. Cuánto la cuides, cuánto la arropes, cuánto la empoderes rendirá más. Un trabajador feliz rinde un 30 por ciento más que una persona que está de paso, hace su rutina y se va.

Usted habla de esfuerzo, trabajo, perseverancia pero, ¿y si apesar de todo ello no se alcanza la meta?

Se debería analizar la situación, ver si el objetivo es real, el entorno, cómo te sientes, hay que ver que el objetivo sea realista y los motivos de por qué no lo ha conseguido antes. Pero, si te trabajas un plan de acción, eres realista, constante y haces todo lo que se debe hacer, puede costar más o menos, pero al final lo consigues.

¿Cómo definiría el éxito?

Para cada persona es una persona distinta. ¿Para mí? Yo el éxito no lo relaciono con nada material ni a nigún éxito laboral, para mí el éxito es sentirme en paz conmigo mismo. Ser coherente con lo que pienso, digo y hago. Sentirme realizado. Por eso en el momento en el que yo trabajaba en una empresa con un sueldo elevado alguien pensaría que era una persona de éxito, pero yo no me consideraba así porque no era feliz con lo que hacía.

¿Se vuelca demasiado el éxito en la vertiente profesional de las personas?

Sí, total. Yo lo veo así. Habrá personas para las que el éxito es llegar a un cargo importante, y puede ser perfecto. El problema es que cuando lo asociamos tanto a algo material o laboral viene la frustración de no conseguirlo.

¿Cómo de importante es la asertividad?

Es el arte de poder decir no. A veces no lo hacemos por quedar bien pero nos olvidamos de lo más importante que somos nosotros, sin ser egoísmo. El no saber decir no, no nos deja avanzar y ocuparnos de nuestras cosas importantes. Hay que aprender a decir no con respeto y educación y no poner por delante el quedar bien o el no querer hacer daño.

¿Cuál sería la clave principal para lograr el éxito?

Obsérvate, descúbrete y atrévete.