«Basta con salir de la puerta de casa para ver las primeras barreras arquitectónicas con las que se enfrentan, día a día, multitud de personas, personas con los mismos derechos que los demás, y que tienen que quedarse encarceladas en sus propias vivienda». Así de clara fue la trabajadora social de Cocemfe-Castelló, Sheila María, ayer tras la concentración organizada por la asociación para exigir que los edificios de viviendas sean accesibles. La falta de accesibilidad de los edificios propicia que haya personas con discapacidad que no pueden salir a la calle con autonomía y tener una vida independiente.

María apuntó que Cocemfe ha detectado tres casos de «arrestos» en Castelló, pero que son muchos más. El primero de estos casos es una mujer de 70 años, con 75 por ciento de discapacidad física. Hace un año le tuvieron que amputar una pierna. Tiene silla de ruedas pero es de un tamaño superior al ascensor y, además, el portal tiene escaleras, lo que le dificulta el poder salir a la calle. Si quiere salir a la calle tiene que pedir ayuda. La mujer demanda una rampa en condiciones pero la comunidad no lo aprueba.

El segundo caso detectado es otra mujer de 50 años que vive en un piso de alquiler y tiene un 44 por ciento de discapacidad física. Tenía un escalón en el portal y han hecho una rampa con una inclinación mayor a lo que establece la normativa. Además, no la han dotado de barandilla. Ella no tiene fuerza en las manos y no puede maniobrar con la silla. El tercer caso es un hombre de 53 años con varios tumores cerebrales y que estuvo en rehabilitación. Va en silla de ruedas y en su bloque de viviendas no hay ascensor. Son seis vecinos y la comunidad se niega a hacer las obras.

Por ello, desde Cocemfe consideran «fundamental» cambiar la ley de Propiedad Horizontal para eliminar la actual limitación económica de doce mensualidades de gastos de la comunidad y que sea obligatorio realizar las obras de accesibilidad. «La accesibilidad universal no puede depender del recursos económicos que tiene una comunidad», asegura la trabajadora social.