Miguel Ángel Gimeno, bluesman y luthier, ha puesto en pie en l’Alcora el Museu Taller del Blues, un nuevo espacio para los amantes de la música que se ubica en la calle del Agua, muy próximo al museo de la cerámica y a la biblioteca municipal. Amplía la oferta cultural en la localidad de l’Alcalatén y acerca un estilo que nació en el siglo XX en Estados Unidos de la mano de la población afroamericana.
El museo-taller abrió las puertas el pasado mes de octubre y combina la exposición de guitarras de blues con la organización de talleres dirigidos a los escolares. Este proyecto se incubó primero en «Meter mano rara», una propuesta en la que durante cuatro años Miguel Ángel Gimeno ofreció conciertos y cursos sobre construcción de guitarras.
Esta pasión ha derivado en el recinto museístico, en el que, por un lado, muestra una cincuentena de guitarras fabricadas en su mayor parte de manera artesanal por él mismo y, por otro, enseña a estudiantes a confeccionar dicho instrumento.
El lugar realiza un recorrido por la historia del blues y los procesos de fabricación de la guitarra, desde los modelos que se erigieron en las primeras décadas del siglo XX a partir de desechos (cajas de puros o maderas) o material reciclado, a otras eléctricas más actuales.
Los visitantes pueden conocer de primera mano los orígenes de una música que hunde sus raíces en la población esclava que llegó a Estados Unidos del continente africano y que propició el primer disco en 1930, de la mano de Mamie Smith, cantante conocida como la «primera dama del blues».
Gimeno recuerda que tras el fin de la esclavitud (segunda mitad del siglo XIX) la población de color expandió su cultura fuera de la ribera del Mississipi, donde se concentraba hasta la Guerra de Secesión.
En la colección destaca la Diddley Bow, una guitarra con una sola cuerda que es considerada como la primera guitarra del blues. En el museo también podemos encontrar la lap steel acústica de dos cuerdas o la cigar box (de tres), hasta seguir por otros modelos eléctricos.
En los talleres, Miguel Ángel lleva el material (de reciclaje) con el que los alumnos fabrican unas guitarras que luego se quedan en propiedad. Un sistema artesanal que emula a las formas primigenias que utilizaba la población afroamericana para alumbrar unos instrumentos con los que acompañar sus cantos.
