Necesita ganar sin demora para salir de la zona de descenso, pero en el fortín de Son Malferit nadie da por malo un empate. El Castellón sumó un punto de confianza en el campo más complicado de la categoría, premio justo al partido serio y trabajado de los albinegros, que supieron domar al Atlético Baleares. Los de Óscar Cano comienzan la segunda vuelta como acabaron la primera, sumando un empate a domicilio que refuerza la convicción en el cambio de rumbo y aplaza las notas para los exámenes finales.

Pinta de examen tiene el partido del próximo domingo en Castalia contra el Ontinyent, un rival directo en la lucha por la permanencia. Ese y no otro es ya el objetivo del Castellón, que ayer sobrevivió a la matinal en la jaula del Atlético Baleares. El conjunto local había ganado nueve de los diez partidos disputados en su feudo en esta Liga. Son Malferit es un campo peculiar que no da tregua: corto, sintético y juguetón con las corrientes de aire. El Castellón se adaptó a todo eso desde el primer instante, y tuvo claro cómo defender y cómo atacar. Le faltó, como suele, un extra de mordiente.

De entrada Cano recuperó el plan de su debut en Peralada, los tres centrales. Castells retrasó su posición para formar en el eje junto a Regalón y Satrústegui. Los tres se las apañaron para achatar el juego directo del Baleares. Por delante Theo y Caballero formaron en paralelo, con Muguruza y Verdú estirando las bandas. El debutante Rubén Ramos se movió libre por todo el frente, con Cubillas de referencia y Cárcaba percutiendo por la izquierda. El atrevido arranque del Castellón pareció sorprender a los locales. Muguruza exigió a Carl en el minuto 2, tras empalar un centro de Cárcaba desde la izquierda.

El partido avanzó incómodo para ambos. El Atlético Baleares se rehizo al dominio inicial de los visitantes asido a dos vías. En Son Malferit todo está cerca de todo: los disparos desde fuera del área fueron una constante. Álvaro apenas se despeinó con ellos, pero sí le sirvieron a los insulares para tomar aire. La ocasión más clara fue de Shashoua, que cosquilleó a Muguruza con frecuencia. En el minuto 35 se plantó frente a Álvaro, pero el portero se agigantó y el extremo cruzó en exceso el disparo.

El Castellón respondió al susto con cuajo. Rubén Ramos, que la acaricia, la pisa, la esconde y la muestra como un mago, lanzó por banda a Muguruza. En el segundo palo, Kike evitó in extremis el gol seguro de Cárcaba.

Reanudación

El segundo tiempo calcó al primero, pero con protagonistas dispares. Arrancó con fuerza el Baleares, pero poco a poco niveló el Castellón el duelo, con menos pelota que en la primera parte, pero cerrando el grifo de ocasiones. Hubo solo cinco minutos de incertidumbre, del 65 al 70, con una falta de Fullana al travesaño, un remate alto de Marcos y uno desviado de Villapalos. Entró entonces Óscar Fernández para reactivar desde la diestra el ataque. En el 77 Rubén dibujó otro buen pase, pero Biel barrió el verde a los pies de Óscar para minimizar la opción del remate.

El Castellón manejó el tramo final sin excesivas complicaciones. Solo gastó otro cambio: Máyor relevó a Cubillas e hizo dos faltas. En el descuento Verdú cometió una torpeza y la plancha se tradujo en falta y expulsión, por segunda amarilla. El castigo pudo ser mayor, porque Vega cabeceó a la red la segunda jugada, pero no hubiese sido justo y tampoco legal: el árbitro lo anuló por fuera de juego, y todos firmaron las tablas.