PSPV y Compromís se la juegan las próximas semanas.Llega el momento de la verdad, en el que las urnas hablarán. Será el 26 de mayo, una fecha marcada por la incertidumbre, en el que Castelló no será ajeno al terremoto político que se ha vivido en Andalucía con la fuerte irrupción del partido de ultraderecha Vox. PSPV y Compromís, con sus vaivenes, han sido capaces de llevar hasta el final el Acord del Grau, ese que suscribieron con el apoyo de Castelló en Moviment, pero de su madurez política para afrontar esta incipiente campaña electoral dependerá el poder vender la gestión realizada estos cuatro años o el sacar los cuchillos y echar por tierra los cambios aplicados a la ciudad tras 24 años de plácidos gobiernos del Partido Popular.

Compromís y PSPV están condenados a entenderse, pero los egos son en ocasiones el principal enemigo de ambas formaciones a nivel local. El ejemplo está en las últimas 48 horas, con un comunicado el domingo 13 de enero de Compromís alentando a llevar al pleno la contestación de las alegaciones del Plan General, y una contrarréplica ayer mismo de los socialistas señalando que el procedimiento está cumpliendo todas sus fases y que en breve se cerrarán acuerdos. Sí, los dos partidos del gobierno local, los principales impulsores del nuevo urbanismo de la ciudad, instándose por separado a ir de la mano, algo que se supone sin más.

Es un pequeño detalle de lo que viene, de esa carrera electoral que está más presente que nunca. PSPV y Compromís llegan a las elecciones satisfechos por el trabajo conjunto, pese a que las heridas están abiertas entre ambos. La formación valencianista humilló a la alcaldesa públicamente hace casi dos años cuando se unió a PP, Ciudadanos y Castelló en Moviment al votar en un pleno el cese de Juan Ángel Lafuente como responsable del área de promoción económica, un puesto de confianza, una apuesta personal de Amparo Marco (PSPV). Los socialistas, aunque en casos absolutamente diferentes, les devolvieron la pelota al abstenerse en el pleno del 20 de diciembre y dejar que PP y Ciudadanos, con mayoría de votos, pudiesen aprobar el dictamen de destitución de la vicealcaldesa, Ali Brancal (Compromís) hasta que se resuelva su investigación judicial.

Las dos formaciones, con la en ocasiones ambigüedad de Castelló en Moviment para tomar parte en esta pelea de gallos, querrán mostrar las próximas semanas quién ha liderado de verdad el gobierno del cambio, por separado, con el peligro que supone de echar por tierra los logros sociales, urbanísticos y medioambientales que se hayan podido conseguir desde junio de 2015. Y desde la barrera, observando, PP y Ciudadanos, que ya han dejado patente que no dudarán en pactar y unirse a la ultraderecha de Vox si las matemáticas les dan la opción, por mucho que sean unas verdaderas amistades peligrosas.