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Más dudas

El Castellón se hunde sin remisión en la tabla, mientras el principal culpable del desaguisado, el autor de las bajas y altas con la anuencia del propietario -no está de más recordarlo-, sigue vacilando calculando las opciones de ascenso, una broma de mal gusto si no fuera un burdo insulto a una afición cuya fidelidad, sin embargo, le lleva a perdonar tamaña ofensa y hasta la amenaza latente de un imperdonable descenso a cuentas de una salvación mercantil que, en puridad, todavía no es real.

La evidente mejora en el juego, intrínseca a la sola salida de Guti, también se ha ido diluyendo partido a partido. El otro día fue la primera parte ante el Espanyol B, y este domingo todo el día desperdiciado ante un mollar Teruel que se bastó con poner un poquito de orden frente a los arreones sin sentido de los locales. Ya no hay excusas cuando tus rivales directos te dan lecciones técnicas y tácticas.

Porque los llamados refuerzos, salvo detalles puntuales, nunca debieron considerarse tales dada su procedencia: la cola de la general. En muchos casos, demasiados, ni siquiera han hecho olvidar los despidos del verano.

Sigo confiando en el equipo, por encima del zascandil de su director deportivo y de los inventos del entrenador, que no por confesarlos le eximen de culpa ante la jornada desaprovechada. La única esperanza que nos queda son los jugadores, y a ellos apelo, a su vergüenza y profesionalidad, por encima de las indudables carencias que nos han llevado a la crítica situación actual.

Así espero que lo entienda también la grada, porque quienes más se juegan en el envite son los seguidores albinegros. Los futbolistas podrán rehacer su carrera en otros sitios, y los de aquí bastante harán con arrastrar esa mácula. Los directivos sólo andan preocupados por el negocio de un Castalia remozado y cedido a perpetuidad, a ser posible; y el de una ciudad deportiva para generar ingresos que administrarán los patronos a conveniencia. Pero los demás, los que van al campo en cualquier categoría, haga frío o llueva, sentiremos que nos han arrancado un pedazo de corazón, que ya no nos deja ni llorar.

Demasiado dolor como para no intentar todos juntos evitar esa hecatombe. Tiempo habrá para pasar factura a quienes nunca entendieron que el Castellón es algo más que su forma de vida, es nuestra vida.

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El otro día mantuve en las redes sociales un debate distendido, a la par que preocupante, con Javier Heredia. Intentaba el socio de Vicente Montesinos responder a alguna de mis malévolas tesis, pues ya se sabe que mi único objeto es meter mierda según dicen Juan, David y otros reconocidos trolls oficiales.

Hete aquí que lejos de disipar dudas, este patrono de la Fundación vino a engordarlas con un chapucero intento de negar toda relación con David Cruz, se supone que para huir de la sombra de quien está siendo investigado por malversación de fondos y administración desleal. La peregrina teoría de Heredia es que las acciones que les dan el control de la SAD llegan de la mano de la ampliación de capital, ergo confiesa que los siete meses anteriores carecían de autoridad para dirigir la sociedad, lo cual también daría cuerpo a las demandas contra las juntas de accionistas de aquella época por falta de quorum.

Ítem más, que es lógico que la alcaldesa y la juez reclamaran la documentación sobre la propiedad del club antes de negociar el convenio de Castalia, porque no iban a regalarlo a quienes todavía no han demostrado su independencia ni su solvencia. Unos papeles que no han visto ninguno de los dos, la primera so pena de aguantar intimidaciones y menosprecios por parte de los fundamentalistas del régimen, y sobre la segunda veremos a qué se atreven.

Me preocupa que sean demasiadas las voces que dudan sobre la inversión económica de Garrido. Primero porque la causa de disolución sigue abierta, segundo porque ora la empresa de seguridad, ora el abastecedor del bar, ora la marca deportiva y ora no pocos proveedores, se empeñan en ofrecerme la demostración de sus impagos.

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