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La viticultura de Castelló reivindica su solera

IGP Vinos de Castelló, creada en 2003, aglutina a 16 bodegas que producen unos tres millones de litros al año con casi un centenar de marcas capaces de satisfacer al paladar más exquisito

La viticultura de Castelló reivindica su solera

La cultura vitivinícola de los agricultores castellonenses es antiquísima. Ya en el siglo II antes de Cristo, los caldos producidos en la cuenca del Palancia eran famosos en el corazón del entonces imperio hegemónico, a saber, Roma. Sin embargo, la viticultura castellonense ha pasado a lo largo de estos siglos por diversas fases, la penúltima estuvo marcada por la devastadora plaga de la filoxera.

La era moderna arranca en 2003, cuando se constituye la entidad Indicación Geográfica Protegida (IGP) Vinos de Castelló, para dar un impulso a la herencia enológica de las comarcas de Castelló y reactivar la producción de vino sobre la base de las variedades de uva autóctonas, como Tempranillo, Macabeo o Embolicaire. «Se constituyó en virtud de una orden de la Conselleria de Agricultura y también con el apoyo de los productores de Castelló, conscientes de las posibilidades de producción vitivinícola de las comarcas de esta zona», asevera el productor Ismael Sanjuán y, a su vez, presidente de la entidad.

En la actualidad, IGP Vinos de Castelló está integrada por 16 productores, con otras tantas bodegas (dos en régimen de cooperativa y el resto explotaciones de carácter familiar). El presidente del organismo resalta la importancia de la entidad. «Es la única marca de calidad que tenemos en la provincia de Castelló», afirma San Juan. «Y, además, representa una alternativa para la economía de los pueblos del interior, que de esta forma pueden combatir el abandono de los campos y también el éxodo de la población», añade.

Sanjuán señala que en estos momentos hay una quincena de variedades autorizadas. «No obstante, hemos presentado ya una propuesta a Bruselas, que cuenta con el visto bueno de la Conselleria y del Ministerio, para ampliar esa lista de variedades, incluyendo las que desaparecieron con motivo de la plaga de la filoxera, como el Morenillo o la Mondragón del Alto Palancia, de las que no quedó ni rastro», afirma Ismael. «Cada productor opta por plantar lo que considera mas interesante en aras de conseguir un buen caldo. Está claro que una fruta de calidad aboca a un caldo igualmente de calidad», añade.

En la provincia de Castelló, las explotaciones de viñedos ocupan una extensión de unas 200 hectáreas de terreno, diseminadas en minifundios por los diferentes pueblos. A lo largo del año, estas explotaciones generan una media de tres puestos de trabajo, al margen del núcleo familiar que dirige los negocios, básicamente para los períodos de la poda, vendimia y elaboración de los caldos.

La producción global que generan estas 16 bodegas oscila entre los 2,5 y 3 millones de litros al año. «No es tan importante la cantidad como la calidad. Tenemos unas 100 marcas distintas, de todas las variedades, tintos, blancos, rosados, espumosos y dulces, capaces de satisfacer a los paladares más exquisitos de los consumidores», explica Sanjuán.

Y sobre el precio argumenta: «Tenemos muy buenos vinos a un precio asequible, blanco, rosados y tintos excelentes a cuatro euros el litro, que han pasado todos los controles y catas que exige la IGP».

En cuanto al mercado de los vinos de Castelló, Sanjuán resalta que las ventas se reparten entre el mercado provincial, comunitario, nacional e internacional: «Exportamos vinos a Alemania, Inglaterra e incluso a Francia».

«Aunque nos gustaría que el mercado principal de nuestros caldos fuera la provincia de Castelló», afirma Sanjuán. Y en este punto el productor saca a colación una reivindicación fundamental de este colectivo: el apoyo de las instituciones para promocionar los caldos autóctonos. «Para nosotros es fundamental el Mesón del Vino de las fiestas de la Magdalena. Es el mejor escaparate para la promoción de los productos autóctonos».

IGP Vinos de Castelló se hizo con la concesión del Mesón del Vino en la pasada Magdalena. Sanjuán no oculta el malestar de este colectivo por lo que considera «una agravio» con otras ofertas . «Hemos pujado en unas condiciones perores que el año pasado». «Nuestras autoridades tienen que entender que hay que proteger a los vinos de Castelló, y en general a todos los productos autóctonos de la provincia. IGP es la única figura de calidad que tenemos en la provincia y hay que darle visibilidad», concluye.

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