La procesión de subida del Cristo del Mar que inicia el novenario a esta figura en la ciudad convocó ayer por la noche a miles de benicarlandos y benicarlandas. Esta figura, especialmente venerada en la localidad, empieza con esta procesión de nueve días de protagonismo en contacto con la ciudadanía hasta la procesión de bajada. Instalada habitualmente en el templo de Sant Pere, la iglesia más marinera del municipio, pasa con la procesión de subida al templo más céntrico, el de Sant Bertomeu. En Benicarló se inicia la antesala a la Semana Santa con la presencia del Cristo en la antigua iglesia de fachada barroca que cumple su 275 aniversario, ya que las obras del edificio finalizaron un 9 de octubre de 1743.
La procesión se vive en silencio y con emoción contenida. Los cirios encendidos marcan en la noche el camino «de subida» del recorrido de la imagen, desde que asoma por la puerta de la iglesia marinera, hasta que es transportada por custodios marineros entre los viales céntricos en dirección al templo de Sant Bertomeu.
La figura congrega gran devoción porque se le atribuye el milagro de haber salvado a la población de la peste, ya que cuando llegó en 1650 en una barquita junto a Cesar Cataldo, la enfermedad remitió en Benicarló.
La Semana Santa en el municipio de Benicarló se vive conjuntamente con el novenario al Cristo del Mar, por lo que contiene un aspecto especial ya que tiene como objetivo «preparar para los días grandes».
En este sentido, el novenario al Cristo del Mar contará con la presencia especial con el cardenal Carlos Amigo, el vicario general de la Diócesis mosén Lluís Arín y el cardenal mosén Lluís Martínez, el obispo emérito de Albacete, Ciriaco Benavente o al obispo de Vic, Romà Casanova.
