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Elecciones 2019

«La manipulación de datos en una campaña está a la orden del día»

La politóloga Yanina Welp afirma que cuando un político se distancia de las personas «se genera un problema en una sociedad»

La politóloga Yanina Welp ha participado en el X Ciclo de conferencias «La Democracia hoy» organizado por la Universitat Jaume I (UJI) de Castelló. La experta se resiste a pensar que hubo una democracia «ideal» y segura que en la base siempre hay una «puja de poder» que lleva a los políticos a tomar decisiones que nada tienen que ver son su programa.

P.-¿Cómo se puede formar correctamente a la opinión pública en una campaña electoral?

R.-Hay que trabajar para generar unas bases que den mayor confianza a la información que se pone en circulación. Con la irrupción de las redes sociales y medios digitales se ha abierto más el campo para que circule información falsa, en relación a los datos, en concreto. Para nada habría que implantar métodos de censura pero sí generar dinámicas para la validación de información en una campaña o en cualquier proceso de toma de decisiones. Por ejemplo, si se pone en discusión una ley sobre la de violencia de género, tenemos unos datos para saber qué porcentaje de denuncias hay y qué porcentaje de denuncias son falsas, y hay información validada. Sin duda hay márgenes de interpretación pero los datos son los datos.

P.-¿Habla de que en campaña electoral se manipulan los datos por parte de los políticos?

R.-Yo creo que está a la orden del día y lo vemos prácticamente en esta campaña casi constantemente. Por ejemplo, hay un partido que habla de que la mayor parte de las denuncias por violencia de género son falsas y los datos dicen que no. No es una cuestión de si eso se somete a interpretación o no, ahí hay una ancla concreta que es que tenemos información pública a disposición para saber cuántas denuncias son falsas. Ahí no hay lugar a la interpretación, o cuestionamos la fuente de provisión de datos, o los datos son esos. Estos días, a menudo, se está viendo información falsa que es fácilmente verificable.

.-¿Cómo de lejos cree que se está de que la política tenga el significa que tuvo en su origen y que ponía al ciudadano en el centro de acción?

.-Evidentemente vivimos en una democracia, que es una democracia con falencias. El ciudadano, en este momento, va a tener la oportunidad de votar y es un momento concreto en el que sí está en el centro. El problema es que después, en el caso de España, hay muy pocos mecanismos para poder incidir en la definición concreta de políticas públicas. En Suiza, por ejemplo, es posible vetar una ley. En España la ciudadanía puede decidir quiénes serán los líderes pero no puede incidir después en qué van a hacer esos líderes. La ley también da un marco y no se puede hacer cualquier cosa. Creo que ahí sería muy interesante que los partidos promovieran una agenda de formas que puedan dar una mayor centralidad a la ciudadanía y que tuviera más incidencia.

P.-En España, ¿los políticos se hicieron las leyes para ellos mismos o hubo un momento en el que la política española apartó al ciudadano para centrarse en sus intereses personales?

R.-Me resisto a pensar que hubiera un modelo de democracia ideal y que ahora estemos lejos de ese modelo. En la base de la democracia, la puja de poder está siempre, también ideas, y hay una tensión entre las ideas y el poder. Los partidos a veces tienen una agenda programática fuerte pero también están tratado de tener un lugar importante y acaban tomando decisiones que, más que con el programa, pueden tener que ver con acceder al poder. Esto se ve muy afectado también por la espectacularización de la política. Vivimos un momento de fichajes de toreros, del mundo del espectáculo o del periodismo que no tienen una carrera política pero tienen un nombre público y pueden sumar votos.

P.-¿Cree que los políticos españoles tienen demasiados privilegios?

R.-Creo que sería interesante establecer más controles para que no haya un abuso. Por ejemplo, en Suiza hay menos privilegios en ese sentido. La ciudad en la que vivo he podido ver a la alcaldesa en el bus viajando como cualquier ciudadana corriente. Esto son decisiones personales y no se puede establecer una ley que obligue a los políticos a ir en bus pero cuando acaban distanciándose mucho, sin duda, genera problemas en una sociedad.

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