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Opinión

diputación

Aunque Europa es la gran olvidada de la convocatoria electoral del domingo, tampoco le van a la zaga las diputaciones provinciales, víctimas de su decimonónico funcionamiento y por ende la pérfida elección indirecta de su composición, que les convierte más en instrumento de los intereses políticos que en motivo de verdadera preocupación para los ciudadanos.

La continuidad de las diputaciones ya fue objeto de controversia hace cuatro años, nunca antes por mor de quien mandaba a lo largo y ancho del país. Pero ahora vuelve a colación la solapación de funciones, la ausencia de un presupuesto propio y, sobre todo, que nos hurten arteramente la elección de sus miembros.

Durante demasiados años la diputación ha sido un cementerio de elefantes donde se ha dado cobijo a aquellos candidatos que habían perdido en sus pueblos, ora como diputados ora como asesores. Ese ha sido el papel que le han dado los propios partidos. Y por mucho que luego algunos hayan dotado de contenido esos cuatro años con su trabajo, es imposible discernir qué no se hubiera podido gestionar desde otras administraciones con el incontestable ahorro en personal, político y funcionario.

En tiempos del bipartidismo, el siglo pasado mayormente, con Carlos Fabra y Ximo Puig frente a frente, se contrarrestaba esa escasa funcionalidad con un liderazgo político que heredaron Javier Moliner y Francesc Colomer y hasta José Benlloch. Mas ninguno de aquellos protagonistas llegará al lunes próximo.

El PP no disimula su intención de mantener en pie las diputaciones, sobre todo por ser de los escasos bastiones que pueda conservar, aunque siempre secuestrado por Vox. Para ello no ha dudado en hacer público su candidato, Vicent Sales, como si fuera a reunir más votos por ello. Por contra, siguiendo el guión ya conocido de vaciar las corporaciones provinciales, el resto de partidos dejan en el aire su propuesta. De hecho, con un perfil bajo en el gobierno por ausencia de mayores aspiraciones orgánicas, se antoja mucho más fácil acelerar su sabida intención de desmantelamiento.

Con la elección de alcaldes del domingo llegará implícita la de quienes pasarán como últimos diputados provinciales, sobre todo si los gobiernos central y autonómico nos ofrecen soluciones alternativas. Nunca antes.

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