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Contaminación

Siete municipios valencianos superan el límite de ozono 'malo' que fija la OMS

El Ministerio de Transición Ecológica asegura en València que trabaja en un problema que afecta «de manera especial» a la Comunitat Valenciana por culpa de la radiación solar

Un momento de la jornada inaugural de ayer. levante-emv

La Comunitat Valenciana registró en 2018 elevados valores por contaminación de ozono troposférico, algo que afecta «especialmente» a las zonas con mayor radiación solar como es el caso del erritorio valenciano y el sur peninsular. «Aunque es un contaminante secundario, tenemos un problema y en el Ministerio para la Transición Ecológica estamos trabajando en la problemática asociada a ello». Así de claro era ayer Alberto Campos, director del Programa de Biodiversidad y Calidad Ambiental del ministerio, en la apertura de unas jornadas organizadas por la Fundación Naturgy sobre la situación de la calidad de aire en España y las medidas para atajar la polución atmosférica.

Desde 2016 se sobrepasa en siete municipios valencianos el nivel octohorario de ozono recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyo límite legal es de 120 microgramos por metro cúbico, y que no debería superarse en más de 25 días por cada año de promedio en un período de tres seguidos. Las estaciones donde se han excedido esos valores han sido Torre Endomenech (35 superaciones), situada en el área costera de Els Ports, el Coratxar (42), Morella (55) y Zorita, en el interior de Els Ports, Villar del Arzobispo (43), Zarra (58) y Ontinyent (46). Algo de lo que viene alertando Ecologistes en Acció, que ha reclamado en más de una ocasión planes para revertir la situación.

Conocido como el ozono malo por contraposición al de la estratosfera, se origina por la reacción entre el dióxido de nitrógeno y los hidrocarburos emitidos por el transporte y algunas industrias. Por inhalación, provoca irritación de los ojos y vías respiratorias superiores, reducción de la función pulmonar, un incremento del riesgo de enfermedades respiratorias agudas, como el asma o la bronquitis, y el agravamiento de patologías cardiovasculares. Además, es tóxico para la vegetación, dañando los bosques y reduciendo la productividad de los cultivos.

«Si excluimos el ozono, la situación es bastante buena en España», incidía Campos. Se refería a los datos del último año, donde solo se dieron cuatro superaciones de NO2 en Barcelona, Granada, Madrid y el corredor de Henares por el tráfico urbano, mientras que en PM10 el registro negativo correspondió a Villanueva del Arzobispo. Otros parámetros, como PM2,5, dióxido de azufre o plomo, entran dentro de la normalidad.

«El aire no tiene fronteras»

«El aire no tiene fronteras», advertía Maj Britt Larka, subdirectora general de Calidad del Aire y Medio Ambiente Industrial del Miteco, incidiendo en el Plan Nacional de Control de la Contaminación Atmosférica elaborado para reducir las emisiones en dos tramos, 2020 y 2030, superado ya el período alegaciones. Por su parte, Joan Piquer, director director de Cambio Climático y Calidad Ambiental de la Generalitat Valenciana, resaltaba los 700.000 euros anuales que destina la administración autonómica en renovar equipos de medición, con nuevas estaciones de control y campañas adicionales en diferentes municipios.

Giuseppe Grezzi desgranaba las medidas puestas en marcha por el Govern de la Nau para reducir la contaminación atmosférica, mientras que la directora general de Fundación Naturgy, María Eugenia Coronado, señalaba: «No existe una solución única para mitigar las emisiones, por ello es necesario analizar y estudiar las mejores medidas a implantar en cada ciudad, teniendo en cuenta los aspectos sociales e intrínsecos de cada entono urbano».

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