La planta comarcal de transferencias de basura agota su vida útil. Ya lleva 15 años funcionando y, evidentemente, la tecnología en ese tiempo ha evolucionado mucho. La instalación, que no ha dado problemas y ni siquiera ha generado malos olores, está ya obsoleta. De ahí que la sociedad Reciclatge de Residus de la Marina Alta, que es la titular de la planta de transferencies, ya plantee abiertamente la necesidad de construir una nueva. De hecho, esta entidad ya ha trasladado un anteproyecto a los ayuntamientos.

El coste de la nueva instalación, que contará con siete puntos de descarga de basura (ahora hay dos), superará los 4 millones de euros. Pero una ventaja es que la actual instalación se ha terminado de amortizar precisamente ahora. Se puede, por tanto, buscar financiación y pagar la misma amortización que hasta ahora. No habrá costes añadidos y se podrá mantendrá el precio de 60 euros por tonelada de basura que ahora pagan los municipios.

Una prueba clara de que la actual planta ya empieza a tener sus achaques es que el pasado lunes se averiaron dos máquinas que compactan la basura. Se echó mano de una tercera máquina que funciona con otro sistema y el contratiempo se salvó sin más.

La nueva instalación será estanca y tendrá biofiltros para renovar el aire. Incorporará líneas para residuos voluminosos, restos de podas y jardinería y envases. En estos 15 años, la tecnología ha avanzado mucho, sobre todo en lo referente al medio ambiente, pero también ha cambiado la rutina de la planta de transferencias. Ya hay pueblos que descargan la basura durante el día para reducir el coste de pagar nocturnidad a los trabajadores.