El Genovés podría tener hoy día un imponente palacio del siglo XIV, seguramente restaurado y que daría lustre al pueblo, tendría numerosas utilidades públicas y sería testigo directo del noble pasado de esta localidad de la Costera famosa por sus pilotaris. Pero hace más de 50 años, a mediados de la década de los sesenta, la falta de sensibilidad y la piqueta arrasaron con el inmueble. En el lugar que ocupa desde entonces la iglesia moderna quedaron enterrados varios siglos de historia. Ahora, aunque sea en papel, el palacio resurge. Dos estudiosos, el historiador Josep Lluís Cebrián y el maestro local Francesc Ubeda han presentado un volumen dedicado a escribir la historia del palacio de los Fenollet del Genovés, una residencia señorial derribada por completo en una acción considerada una de las mayores atrocidades cometidas contra el patrimonio de la Costera en el último medio siglo.

Sin nada ya que restaurar ni recuperar, los autores de El Palau del Genovés i el retaule de Guerau Sanç i Ripoll de Castellverd (Editorial Ulleye) reconstruyen el pasado del inmueble. Cebrián reconstruye a ciegas pero con valiosos datos las características del palacio a través del exhaustivo análisis realizado sobre el inventario post-mortem que un notario hizo tras la muerte en 1500 de Guerau Sanç Ripoll de Castellverd, señor del Genovés: todo un núcleo de explotación feudal, con bodega, almazara, talleres y graneros donde los vecinos del Genovés habían de entregar a su señor un tercio de sus cosechas.

También destaca el autor el gran legado del señor del Genovés, que financió el retablo gótico que donó a la iglesia de Sant Pere y del que aporta un profundo estudio iconográfico. Y analiza la genealogía de los Sanç remontándose a la fundación de la población. Así, ésta fue la alquería de Xiu, situada en el término de Xàtiva y fundada por musulmanes setabenses que no querían ir y venir de la capital de la Costera, prefiriendo vivir cerca de sus tierras. Fue propiedad de Ali Ben Ferri, mensajero del alcaide de Xàtiva ante la llegada de las tropas de Jaume I durante la Reconquista de Xàtiva. En 1268 pasó a ser propiedad de Baldoví de Baldoví, un caballero natural de Génova, que fue el nuevo propietario de la alqueria que a partir de entonces se conoció como «la del genovés», dada la procedencia italiana del nuevo señor. A partir del siglo XIX, con la abolición de los señoríos jurisdiccionales, de las desamortizaciones y desvinculaciones, el palacio perdió su funcionalidad económica, y las propiedades quedaron en manos de administradores, mientras la nobleza perdía su carácter itinerante, y se quedaba a vivir en Valencia o Madrid y no los utilizaba ni como segunda residencia. Adquirido por el Ayuntamiento del Genovés, fue convertido en sede del consistorio, luego se le dio uso como escuela.

Esas últimas funcionalidades del palacio se encarga de reconstruirlas Francesc Úbeda. A caballo entre la evocación y la entrevista oral reconstruye y documenta para la posterioridad los últimos usos antes de su demolición. Ubeda, jubilado hace años, por edad ha llegado a conocer el Palau. Y recuerda a los maestros y alumnos que formaron la escuela, recupera anécdotas o evoca los juegos desarrollados por los niños en su plaza o las coplillas que se cantaban entonces. Ahora se puede decir que el libro va a formar parte del patrimonio del pueblo al igual que la ermita del Calvari, la Font de Sant Pasqual o el Palau de Alboi. Pero en vez de en piedra, será en papel. Mejor eso que el olvido.