La ruta del Barranc de l’Infern, la de los 6.000 escalones, y la del Cavall Verd, dos de las excursiones con más tirón en la Marina Alta y en la Comunitat, son los fines de semana un hormiguear de senderistas. En este tiempo de la pandemia, triunfa el excursionismo. Estos senderos, a los que hay que echarles horas (el del Barranc de l’Infern tiene 14 kilómetros de sube y baja), no sufren la masificación que otros más cortos. Se puede caminar sin tropezar a cada paso con un senderista. Al acabar la ruta, es imprescindible recobrar fuerzas en uno de los bares de la Vall de Laguar. Estos negocios están aprovechando el furor de la montaña.