La perspectiva de género está en pañales en la Marina Alta. Que es incipiente, vamos. Calp es pionera en incorporarla a la construcción de viviendas, locales comerciales y oficinas. El pleno ha dado luz verde esta semana a una ordenanza que servirá para empezar a desterrar de las calles y de los espacios públicos y privados la desigualdad.

La «nueva» ciudad integradora promueve la crianza y ésta debe ser, claro está, compartida. Resulta sonrojante que los cambiadores de pañales estén solo en los aseos de mujeres. La ordenanza de Calp obliga a colocarlos en todos los locales de pública concurrencia. Deberán instalarse en bares, restaurantes y hoteles y también en el ayuntamiento, la biblioteca o la casa de cultura. Estarán en espacios unisex de los aseos públicos. Si no existe ese espacio de común acceso a cualquier sexo, tendrá que haber un cambiador en el baño de mujeres y otro en el de hombres.

Que los aseos públicos se adapten a la crianza compartida es una batalla iniciada no hace tanto. En enero de 2018, Nueva York, ciudad siempre a la cabeza de los avances sociales, aprobó que los cambiadores debían estar a disposición de padres y madres por igual. Calp da, por tanto, un paso importante hacia la equiparación de género. Y lo plasma en una ordenanza, que es lo importante. Igualdad efectiva y que conquista la calle.

La discriminación puede ser flagrante, pero también está en los detalles. Calp «corrige» lo que establece la Generalitat en su reglamento de espectáculos públicos, actividades recreativas y establecimientos públicos sobre la dotación mínima en los aseos públicos. Esta es de un inodoro y un lavabo en los baños de mujeres y de un inodoro, un urinario y un lavabo en el de los hombres. La ordenanza calpina obliga a instalar dos váteres en los aseos de «señoras».

Ojo: el término de «señoras» y el también anticuado de «caballeros» se utilizan en la norma aprobada por el pleno. Deberían cambiarse en la ordenanza definitiva.

La nueva normativa incide mucho en que exista buena iluminación en las calles, los garajes, los portales y los rellanos de los ascensores. Los cerramientos de las parcelas sólo serán opacos hasta un metro de altura. Hay que eliminar esas vallas rotundas que ahora crean recovecos ciegos. En los parques, también se deberán evitar setos y vegetación que limiten la visión. Una ciudad transparente es más segura.

La ordenanza concreta que los aparcamientos, las escaleras y los portales de las fincas deben contar con un sistema de encendido de luces por detector de presencia. En los garajes, deben estar señalizados los recorridos peatonales de salida.

La perspectiva de género cambia la mirada sobre la arquitectura y el urbanismo. Los edificios y urbanizaciones de Calp estarán obligados a habilitar espacios de almacenamiento comunes para bicicletas, vehículos de movilidad personal, cochecitos de bebés, carros de la compra y sillas de ruedas.