¡Señor, qué cruz!

El «relevo» del candidato del PP a la alcaldía y la guerra en Compromís centran una crítica política en Gandia sin piedad con sus protagonistas

El Víctor Soler real y su ninot crucificado en Lluís Belda.                  | LEVANTE-EMV

El Víctor Soler real y su ninot crucificado en Lluís Belda. | LEVANTE-EMV / sergi sapena.

sergi sapena.

En la falla Passeig Lluís Belda de Gandia está Víctor Soler en una posición bastante incómoda. Crucificado por su propio partido, cabeza abajo como mataron a San Pedro. En la de Màrtirs este mismo personaje, que es el presidente del PP de Gandia y portavoz del Grupo Municipal en el ayuntamiento, está a punto de ser alcanzado por un fusil que dispara Juan Carlos Moragues, un «recién llegado» que hace unos meses sacudió el mundo político gandiense tras ser designado candidato del PP a la alcaldía en las elecciones de mayo. Es obvio que ese puesto lo quería Soler, y por eso uno y otro son los auténticos protagonistas de la crítica política de las Fallas gandienses que, una vez más, no han tenido piedad con los afectados de carne y hueso.

Los dos dirigentes del PP no están solos en esa diana fallera donde se dispara a todo lo que se mueve. Comparten escenario con sus «rivales» políticos de Compromís en el ayuntamiento. Si Moragues ha «matado» a Soler, en muchas fallas la candidata a la alcaldía por Compromís, Alícia Izquierdo, «mata» a quien también aspiraba a ese puesto, Josep Alandete, que sigue siendo el portavoz del grupo municipal y es vicealcalde y concejal de Urbanismo. La escena política, en este caso la real, efectivamente es insólita, pero, a diferencia de lo que pasa en el PP, en Compromís el lío va a más y en algunas fallas, véase la de Beniopa, siempre muy atinada en aspectos de la política local, ya se preguntan si Alandete será el cabeza de lista de esa nueva formación, llamada Projecte Gandia, en la que también están el «verde» Joan Francesc Peris y la exconcejala Laura Morant. El crítico de esa falla acierta, acierta porque toda la clase política apunta en ese sentido.

Un alcalde muy bien parado

En otro bando, el de la parte socialista, la calma reina en las fallas. Aunque todos se toman la crítica con elegancia, el alcalde tiene más motivos que nadie. José Manuel Prieto, que también es candidato socialista a la reelección en las elecciones de mayo, sonríe a las figuras de cartón pintado. Casi todos los monumentos le tratan bien o muy bien. Como un rey que baja las escaleras en medio de cortesanos, comparado con un «McPrieto» capaz de estar en todos los lugares casi al mismo tiempo o, en la bella falla de Màrtirs, como un galán que, entre otros aspectos, se dedica a estar «bailando con las abuelas haciéndose fotos a gogó». La crítica, una vez más, se ajusta a la realidad, porque el alcalde ha frecuentado las fiestas de asociaciones de mayores en las que comparte pasodobles y boleros que no tarda en difundir a través de las redes sociales.

Claro que hay algunas que escuecen un poco más, como aquella de la Falla Parc Alqueria Nova en la que políticos de todos los colores aparecen como integrantes de una clase privilegiada. Reproduciendo fotografías de verano que ellos mismos difunden, el crítico señala: «Galería de candidatos a alcalde en sus puestos de trabajo. ¡Qué duro es ser concejal!».

Para hacerse una idea de la popularidad de estas críticas políticas, que algunas veces superan lo tolerable, entre los que corren veloces a presenciarlas están sus protagonistas de carne y hueso. Quien siga en sus redes a Víctor Soler, a Josep Alandete, a José Manuel Prieto y a otros conocidos de la «cosa pública» los verán allí, tomándose fotos con sus ninots, siempre sonrientes y alabando a quienes les ponen a caldo. Porque, como ellos se encargan de transmitir, en esta ciudad las fallas no están al margen de la gestión pública ni de las alegrías y disgustos de sus personajes. Y aún más, para muchos quien no sale de ninot es porque su valor político está muy devaluado.