Los pueblos de la Safor ofrecen ayuda para poner en el mercado las casas vacías

Muchas personas que quieren implantarse en municipios rurales de la Safor no encuentran vivienda pese a que hay un 20% que están desocupadas 

Los propietarios son reticentes a alquilar o vender y fijan precios demasiado altos

Imagen de una casa vacía censada en el CDR

Imagen de una casa vacía censada en el CDR / Levante-EMV

«Es frustrante, sobre todo para los jóvenes. Te quieres quedar a vivir en el pueblo y ves que hay casas vacías, cerradas, a las que no se les da salida». Si en las grandes ciudades el problema de la vivienda es que no hay pisos ni siquiera para alquilar y que lo poco que hay tiene precios prohibitivos, en las zonas rurales está en que los propietarios de casas vacías no hacen mucho por desprenderse de ellas.

Quien habla es Pau Canet, veintañero y alcalde de Almiserà, el municipio de la Safor que, según un estudio elaborado por parte del Centre de Desenvolupament Rural (CDR), registra uno de los mayores porcentajes de casas vacías de los pueblos más pequeños de la comarca, en concreto un 20%. El informe contabiliza un total 175 viviendas en el término municipal, de las cuales 35 están deshabitadas o con un nivel de uso muy bajo.

Peor es la situación de Alfauir, que suma 65 viviendas sin habitantes del total de 240 que están registradas en la localidad. Eso significa que el 27% de los inmuebles de esta localidad de menos de 450 habitantes censados están sin uso.

Y esa situación supone un problema para localidades que sufren el fenómeno de la despoblación y, a duras penas, logran no solo atraer a nuevos vecinos y vecinas, sino que los más jóvenes se queden. «A la gente le cuesta entender que hay que hacer algo con esas casas y nuestra intención es que entiendan que se deben mover vía alquiler o venta», señala Canet. «Cuesta mucho pero, al final, la decisión es suya».

La presencia de tantas casas vacías en la localidad supone un problema doble. El primero es la barrera a la hora de atraer a nuevos habitantes pero, por otra parte está «el deterioro físico que sufren», indica el alcalde. «Hay que tener en cuenta que son casas viejas, que pueden sufrir desprendimientos de algún cascote que puede causar daños», indica. Además, «muchas de estas viviendas tienen jardines o patios que, al quedar descuidados, se llenan de insectos y animales y eso genera molestias al resto del vecindario».

Un plan para movilizar viviendas vacías

Para tratar de poner coto a esta situación el Centre de Desenvolupament Rural de la Safor ha puesto en marcha un programa titulado el Pla de Mobilització de Bens d’Immobles Buits. Este plan, que está subvencionado por la Diputación de Valencia, consiste en ofrecer asesoramiento técnico y jurídico a los propietarios de viviendas vacías para que conozcan las opciones que tienen con esas viviendas. De manera gratuita, «les hacemos un análisis urbanístico y técnico, además de una valoración de la posible intervención que posibilite poner el inmueble en alquiler», explica Marc Fuster, que coordina la oficina de Vivienda del CDR. «Lo que intentamos es captar las necesidades y buscar la manera de satisfacerlas para que los propietarios las pongan en el mercado, bien para alquiler o su venta».

El estudio de la entidad se basa en siete municipios de menos de 1.500 habitantes: Rafelcofer, Potries, Ador, Alfauir, Ròtova, Almiserà y Castellonet de la Conquesta, que es el más pequeño de la comarca con unos 150 vecinos censados. De media, estas localidades cuentan con un 20% de viviendas vacías que no están en el mercado ni del alquiler ni de venta.

Ricard Igualde, alcalde de Llocnou de Sant Jeroni, cuenta que «tengo al menos diez familias que quieren instalarse en el municipio y no pueden porque no encuentran vivienda». En esta localidad el porcentaje de casas vacías es del 25%, lo que traducido en números absolutos significa que de 370 viviendas que hay en total, 95 están desocupadas.

Igualde se muestra frustrado porque sabe lo que supondría para la localidad contar con diez nuevas familias. El ayuntamiento, dice, trata de mediar para que pongan esas viviendas en desuso en el mercado pero «si no quieren, no quieren, son propiedades privadas y no se puede hacer nada», señalaba.

«Es gente del mismo pueblo y gente de fuera que también vendría a vivir aquí, hay una demanda muy grande porque el municipio ha dado un paso muy importante en los últimos años, con servicios que no se encuentran en otras localidades», señalaba Ricard Igualde.

La iniciativa del CDR busca, precisamente, guiar e informar a los propietarios sobre las posibilidades que tienen sus viviendas.

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