Teresa Casquel Tomás *

Dos sistemas montañosos cierran la comarca del Rincón de Ademuz en sus fachadas que miran a Levante y Poniente. La amplia fosa del Turia que parte en dos la comarca, tiene en los Montes Universales su límite más occidental, sin embargo el Sistema Ibérico alcanza al Rincón en su frontera oriental con la sierra de Javalambre, culminando con el cerro Calderón las máximas aspiraciones montañosas del territorio valenciano con poco más de 20 metros de diferencia con el airoso Peñagolosa.

Una superficie alomada de cumbres que rondan los 2.000 metros se introduce en la comarca valenciana por el término municipal de La Puebla de San Miguel para ir perdiendo altitud desde el Cerro Calderón (1.839 m.) hasta la Sierra Tortajada, último eslabón donde Javalambre pierde envergadura y su nombre se difumina entre las muelas de Alpuente y el corte brusco del Turia que discurre encajonado por la comarca de La Serranía.

El clima extremado del invierno deja un rastro manchado de sabinas rastreras y erizones que motean su superficie compartida por las frecuentes nieves, dejando los bosques de pinos albares y negrales que asciendan libremente por las laderas. Las sabinas albares, muchas de ellas centenarias, son árboles que no se asustan ni por el frío ni la sequedad, mantienen su territorio frente a la invasión de los pinares y con su aspecto deliciosamente solitario son tan escasas en nuestra tierra que, encontrarlas dueñas del paisaje en las cercanías del Calderón, es uno de los privilegios de este terreno indómito.

Una paradoja se da en esta montaña y es que las condiciones esqueléticas del suelo, hacen posible una gran riqueza de endemismos vegetales y animales exclusivos de estos parajes, ya que sólo algunos seres vivos pueden sobrevivir a tales restricciones. Así aparecen entre otras, una variedad de violeta, un rabo de gato (sideritis javalambrensis) capaz de florecer en verano y la mariposa Isabelina, protegida desde 1979. Son especies únicas en el mundo, que llenan de color lo que a simple vista parecen yermos pedregales.

El temperamento inhóspito que las condiciones atmosféricas y la escasez de terrenos agrícolas han presentado al ser humano hace que los escasos pobladores se agruparan en pequeños pueblos que aprovecharon reducidas hoyas para asentarse. La Puebla de San Miguel es capital de un valle de colores cálidos sólo interrumpidos por la estampa de sus casas y campanario y el caserío permanece desde épocas medievales resguardado de todo mal por sus ermitas San Roque y la dedicada a la Inmaculada que el buen saber dotó de acogedores atrios. Éste es un pueblo de montaña por los cuatro costados, rodeado por el Mirar Bueno y el Gavilán, montes que sirven de antesala del escondido Calderón. Para los pobladores del Rincón de Ademuz, el nombre de este hito es Alto de las Barracas y así deberíamos denominarlo. Hay una historia, quizás no sea la única, sobre el cambio en el topónimo que tanto molesta a los de La Puebla. La errónea interpretación del informe de un topógrafo hizo que se confundiera el topónimo del Alto de las Barracas con el del collado Calderón.

La comarca ofrece al excursionista una serie de senderos de pequeño recorrido señalizados que dan la posibilidad de conocer los diferentes valores naturales y culturales de este variado territorio.

Uno de ellos, el PR.V 131.8, lleva a la ascensión al Calderón. Este itinerario depara agradables sorpresas porque las viejas sabinas albares de "Las Blancas" salen repentinamente al encuentro en una ladera soleada junto a una fuente. También sorprende cómo la cima, enmascarada entre otras cotas cercanas, permanece invisible hasta llegar a su mismo pie, y ni siquiera allí queda nítida la cúspide.

Otra sorpresa es que en el Alto de las Barracas se unen las provincias de Teruel y Valencia y sólo la fachada suroriental es propiamente valenciana. En la plataforma cimera se encuentra la confluencia de Aragón y Comunitat Valenciana y los términos de Camarena de la Sierra y La Puebla de San Miguel. Una vez alcanzada la meta, ascendiendo entre enebros y sabinas, la sensación de estar por encima de todo lo que la circunda es clara y situados sobre unas escarpadas paredes, algo nos dice que nos hallamos en el punto de mayor altitud de la Comunidad Valenciana.

*Centre Excursionista de València.