A golpe de pedal, en su ya veterana bicicleta de 27 años, Ricardo Hernández ha cruzado el desierto del Sahara y la selva del Amazonas enfrentándose a infinidad de peligros. Ahora, tras unos años de letargo en los que el deporte sólo paliaba por momentos el anhelo de aventuras, este valenciano de 48 años se ha propuesto un nuevo reto: Cruzar el continente australiano y recorrer los 5.500 kilómetros que separan Brisbane de Carnarvon a lomos de su inseparable y fiel Rabasa Derbi.

"Un hombre que vive con la cabeza en las nubes y los pies en los pedales". Así define Alberto Vázquez-Figueroa a este alcassero en uno de los libros escritos por Ricardo, en los que narra las aventuras vividas en sus viajes. "Al leer Tuareg y Manaos sentí la necesidad de viajar a aquellos lugares que describía en sus novelas. Por eso, cuando regresé y escribí mis propios libros me presenté en su casa y le dije: "Por tu culpa he hecho estos viajes"", explica este inconformista aventurero, según se define él mismo.

Hoy parte hacia el continente australiano con un ligero equipaje y una caja de 14 kilos de peso en la que lleva su bicicleta totalmente desmontada. "Tengo nueve meses de excedencia y, respecto al dinero, no tengo ni idea de lo que me va a costar", explica a la vez que argumenta que muchos días dormirá a la intemperie, como ya ha hecho en sus anteriores viajes. "En el Amazonas unas hormigas se comieron mi ropa mientras dormía", recordó rememorando una de tantas anécdotas.

Cuando vio a su madre enferma

Aunque es un viaje que tiene en mente desde hace casi 15 años no fue hasta apenas unas semanas cuando Ricardo dio finalmente el paso y tomó la decisión de embarcarse en esta nueva aventura, entre canguros y aborígenes, en la que el principal problema será la falta de agua en las zonas áridas del país. "Desde hace cinco años siempre me decía a mí mismo que de ese año no pasaba, pero entre unas cosas y otras no me decidía", confiesa. Sin embargo, hace tres semanas, "cuando vi a mi madre enferma en el hospital me di cuenta de que no podía postergarlo por más tiempo", reconoció este vecino de Alcàsser.

"O lo haces ahora o no lo haces nunca", explicaba Ricardo, que actualmente tiene 48 años y trabaja como profesor en un centro de educación especial. "¿Qué necesidad tengo de arriesgar la vida? Ninguna. Pero no quiero arrepentirme de no haber cumplido mi sueño cuando sea yo el que esté en la cama de un hospital", confesó.

Hace 27 años se compró una bicicleta cuando estaba realizando el servicio militar en Cádiz. Con ella, por la que pagó 27.000 pesetas, regresó a Valencia. Fue su primer viaje a lomos de su Rabasa Derbi y desde entonces ha contado con esta amiga de dos ruedas en todas sus posteriores aventuras: Egipto, el Sahara, los AndesÉ

Ahora se enfrenta al reto de cruzar Australia. "Rompí con mi pareja hace dos meses. Y me dije, ahora o nunca, antes de conocer a la próxima", bromea Ricardo, quien ya vuela hacia tierras australianas.