El empresario encarcelado Augusto César Tauroni, principal imputado en el caso Blasco, se desvinculó ayer ante la magistrada Pía Calderón del exconseller Rafael Blasco e insistió en que las intervenciones telefónicas que supuestamente acreditan su implicación en el fraude de las ayudas de Cooperación se han malinterpretado al ser traducidas del valenciano. Tauroni siguió ayer una estrategia similar a la de Blasco, que pretende que se anulen las cintas por haberse traducido del catalán normativo. El imputado prestó declaración durante nueve horas. La juez también tomó declaración al hermano del empresario -Arturo Tauroni-, pero solo respondió a las preguntas de su abogado.

Augusto César Tauroni está detrás de la Fundación Hemisferio, que actuaba como catalizadora de las ayudas de la Conselleria de Solidaridad que no llegaron a su destino. La Fiscalía Anticorrupción sospecha que el empresario utilizó parte de las ayudas para la cooperación para comprarse dos apartamentos de lujo valorados en más de un millón de euros en la zona más exclusiva de Miami. Como adelantó Levante-EMV la semana pasada, Jaime Vélez Serna, propietario de Florida Home International, le explicó a la magistrada Pía Calderón que Tauroni pagó al contado el apartamento que se compró el 11 de agosto de 2010 en Cayo Vizcaíno y pidió un crédito de 275.000 dólares para financiar el que adquirió en la misma zona el 11 de julio de 2011. Vélez añadió que el empresario "no quería apartamentos económicos, solo de lujo". Sin embargo, Augusto César Tauroni aseguró ayer que los dos apartamentos de lujo de Cayo Vizcaíno los financió y que pagaba las hipotecas con lo que ganaba por su alquiler.

El imputado explicó que trasladó su yate a Estados Unidos porque quería venderlo y no encontraba compradores en España. El supuesto cabecilla de la trama afirmó que trató de inscribirlo con bandera estadounidenses porque "desde la guerra de Cuba" para llevar la española hay que pedir muchos permisos. A pesar de su testimonio, varios testigos interrogados por la magistrada Pía Calderón en Florida coincidieron en que Tauroni se quería instalar en Estados Unidos porque "estaba cansado de España". El fiscal cree que quería dejar el país ante el temor de que se descubriera el fraude como finalmente ocurrió.

Una de las claves del caso es un correo electrónico en el que Tauroni le advierte a su testaferro en Estados Unidos, Irene Navarro, que espabile porque tienen pendiente "al conill" de tres meses. El fiscal considera que se puede referir al exconseller Blasco ya que supuestamente en algunas conversaciones otros imputados se refieren a él como "Roger Rabbit" o el "Conejo". El empresario encarcelado insistió ayer en que Rafael Blasco no es el "Conill". Tauroni afirmó que utiliza la expresión "conill" cuando se refiere a un "colega o a un cliente" e incidió en que "Roger Rabbit" no es Rafael Blasco.

El imputado se desvinculó del exconseller y afirmó que "nunca ha comido con él". El empresario declaró que conoce a Blasco desde que este periódico destapó el escándalo del contrato del teléfono de la asistencia a la maltratada que fue adjudicado a una de sus sociedades en 2001. El imputado añadió que su relación con el exconseller se fortaleció "a raíz de salir en la prensa". Tauroni manifestó que los sobres que supuestamente le hizo llegar Rafael Blasco contenían "recortes de prensa con lo que salía sobre ellos".

Facturas falsas

Augusto César Tauroni negó a preguntas del fiscal Anticorrupción Vicente Torres haber confeccionado facturas falsas e insistió en que puede demostrar que todos los trabajos están hechos. El imputado sostuvo que sí que tiene experiencia en cooperación porque realizó un máster en la Universidad Politécnica de Valencia.

El empresario no supo explicar por qué las ONGs que asesoraba conseguían contratos con sus propias firmas. Tauroni indicó que, en cualquier caso, sus empresas solo se quedaban con el diez por ciento del trabajo y que el noventa por ciento restante lo ejecutaban otras sociedades que no tenían nada que ver con él. Además, mantuvo que las ONGs bajo sospecha tenían mancomunadas sus cuentas con él porque no se fiaba de ellas.