A Diego Lisboa Silva, chileno de nacimiento y afincado en Valencia desde hace 40 años, su profesor de Lógica Ignacius Khranz le insistía en que había que dudar de todo y acudir siempre a las fuentes originales. El alumno le tomó la palabra. Después de una sorprendente investigación que se ha alargado 17 años, Diego Lisboa „miembro de la Academia Valenciana de Genealogía y Heráldica„ asegura haber resuelto los errores que se cometieron en el cálculo de la fecha del nacimiento de Jesús de Nazaret, momento que se tomó para la creación de la Era Cristiana iniciada hace 2013 años. Su conclusión, basada en los datos que proporcionan autores de la época como Josefo, Tácito, Suetonio, Dión Casio o Eusebio de Cesarea, sostiene que Jesús nació en el año 4 a. C. y murió en el 29 d. C. „con lo cual estaríamos a punto de entrar en el año 2018 después de Cristo„ y que la cronología correcta obliga a resituar temporalmente algunos acontecimientos de la historia del cristianismo primitivo.

Hasta el papa Benedicto XVI dio por sentado la pasada Navidad que existían errores en la actual cronología y apuntaba a que Jesús, realmente, había nacido en el año 5 antes de Cristo. El trabajo de Diego Lisboa lo sitúa un año después y aporta la documentación necesaria para desmontar las fechas aceptadas en la actualidad. El descubrimiento, sostiene Diego Lisboa, lleva a establecer fechas distintas a las que se aceptan actualmente para la vida y reinado de Augusto, el reinado de Herodes, la verdadera fecha para la batalla de Actium „entre las flotas de Cayo Julio César Octaviano y la de Marco Antonio y su aliada Cleopatra„, la duración real del reinado de Nerón (dos más de los que se creía hasta ahora) o los seis años que duró la Guerra Judía en lugar de los cuatro años que contempla la cronología actualmente en uso.

Muchos historiadores han achacado el desfase cronológico a un error de cálculo al monje Dionisio el Exiguo. Esta investigación „pendiente de publicar en libro„ desvela las causas de dichos errores y focaliza la prueba definitiva en un documento conocido este año por Diego Lisboa en su alambicado, extraño y apasionante estudio. Se trata de una versión armenia de la Crónica de Eusebio, posiblemente hecha directamente a partir de textos originales griegos y que presentaba serias discrepancias con la versión latina del mismo libro hecha por San Jerónimo. «La traducción armenia contendría las fechas correctas, y estas fechas debían coincidir forzosamente con aquellas a que había llegado la investigación», explica el autor. El test definitivo para comprobar la cronología la encontró en la fecha de la toma de Jerusalén por Pompeyo.

En las tablas traducidas por Jerónimo, para la fecha clave de la toma de Jerusalén por Pompeyo (y el nacimiento de Augusto que a su vez permite situar el nacimiento de Jesús) aparecen dos cánones datados con cuatro años de diferencia: el más antiguo aparece en las dos versiones, la latina y la armenia. Sin embargo, en el segundo sólo aparece en la versión latina, por lo que todo llevaba a la suposición que la verdadera datación del acontecimiento debía ser aquella que aparecía en las dos versiones, que estaba datada en el año 65 a. C.

Según Diego Lisboa, «los adulteradores, en el primer caso, olvidaron borrar el texto que debían sustituir mas adelante, dejando así un testimonio definitivo de la realidad del fenómeno (adulteraciones e interpolaciones que terminó con la alteración de toda la cronología de la época), además de poner de manifiesto que la versión armenia, al igual que la versión latina original, contenía las mismas fechas referidas a la toma de Jerusalén por Pompeyo a las que había llegado la investigación». Según él, caso resuelto 17 años después.