«Lleva 67 años en esta fosa. Tengo 93. ¿Cuánto tiempo más tenemos que esperar para recuperar a mi padre?». Pedro Alcorisa, el «último guerrillero», pronunció ayer estas palabras acompañándolas de un gesto con la muleta que le sirve de apoyo y que señaló un punto concreto en mitad de lo que a ojos del pagano es un trozo de jardín, pero que para él y su familia es mucho más. Donde se une la imaginaria línea del nº 3 con la letra F de la fosa común en el sector 4 izquierda del Cementerio General de Valencia, bajo el césped, descansan los restos mortales de su padre, asesinado en 1947 a manos de quienes buscaban capturarlo a él.

El homenaje de ayer, dos días antes de la efeméride del arresto de Teófilo Alcorisa, progenitor del guerrillero, contó con la presencia del exjuez Baltasar Garzón. El jurista se ha hecho cargo de la causa para que, definitivamente, se exhume el cuerpo, como pide la familia desde hace ocho años. «No voy a vivir ocho años más», lamentaba el exguerrillero.

«Es una cuestión de humanidad. La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, debería facilitar los trámites para que estas personas, que superan los 90 años, puedan ver respetado su derecho fundamental a la reparación. No basta solo autorizarlo, hace falta voluntad política. No se puede permitir que estas personas estén mendigando que se exhumen unos cuerpos que fueron muertos y desaparecidos por las propias instituciones del Estado», indicó el jurista durante el tributo.

Y es que, como se denunció en el acto de ayer por la mañana, organizado por los familiares y el Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica, el consistorio valenciano ha respondido con nuevos trámites burocráticos a pesar de que el pasado mes de febrero autorizó la exhumación. «Los cumpliremos, pero es un calvario para la familia y un insulto que tengan que realizar un proyecto arquitectónico, como si fueran a excavar para estudiar a Tutankamón», ironizó Garzón. «El drama de la familia Alcorisa es enorme, pero lo peor de ese drama es que podría fácilmente ponerse fin al mismo con una pizca de sensibilidad por parte de quien gobierna Valencia con una actitud mucho más positiva y colaboradora».

«Sin un duro»

Entre la emotividad que caracterizó el homenaje, se coló la frivolidad de otros temas, como el económico. «No tenemos un duro», declaró con la voz rasgada Pedro Alcorisa. Sacó el tema, ante las decenas de personas que le escuchaban atentas en el camposanto, porque precisamente este argumento es el que se ha esgrimido ahora para rechazar la exhumación.

Por otra parte, Matías Alonso, coordinador del encuentro, explicó que su objetivo es dignificar ese lugar con la construcción de un memorial en el que se incluyan los nombres de las personas allí enterradas, entre las cuales descansan escritores o artistas. Esta solicitud fue recogida por el portavoz del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Valencia, Joan Calabuig, quien se comprometió a construir el monumento.