El recorte practicado en la nómina de altos cargos del Consell en 2013 como consecuencia del incumplimiento del déficit público el año anterior supuso para las arcas autonómicas un ahorro muy inferior al previsto por el Ejecutivo de Alberto Fabra. De hecho, el recorte fue casi un 30 % menos respecto a los cálculos de la propia Generalitat. Así, el vicepresidente del Consell, José Císcar, anunció en rueda de prensa que la sisa que afectaba a los consellers y al resto de altos cargos implicaría una ahorro de 155.433 euros. Sin embargo, la rebaja se quedó en 110.000 euros, según confiesa la Conselleria de Hacienda en el último programa económico y financiero enviado a Madrid, precisamente por haber continuado incumpliendo los objetivos de estabilidad presupuestaria. La cantidad es testimonial, ya que los 45.000 euros de diferencia apenas tienen impacto en los presupuestos de la Generalitat y representan muy poco dentro de las medidas de impacto. De hecho, la decisión de ligar los sueldos al cumplimiento del déficit, un anuncio del presidente Alberto Fabra, tuvo en su día un carácter simbólico. Ahora bien, resulta curioso que ni si quiera se cumplieran las expectativas. El importe de la minoración se fijó en un 2,02 %, como resultado de la diferencia entre el déficit del 3,52 % alcanzado en 2012, frente al 1,5% autorizado sobre el PIB regional. El Consell fue demorando la decisión con la excusa de que debía esperar a tener el dato definitivo del déficit. Finalmente, el acuerdo se tomó en el pleno del Consell del 6 de julio de 2013 mediante un decreto ley específico que habilitaba al Ejecutivo para el descuento salarial, aunque sólo de forma puntual para ese ejercicio.

La prueba de fuego del carácter excepcional de la medida fue que el año siguiente el Consell descartó aplicar un nuevo tijeretazo a pesar de que tampoco se cumplió el déficit. El año 2013 acabó con un desfase entre ingresos y gastos del 2,15 %. El Gobierno de Rajoy concedió ese año el déficit asimétrico a la Comunitat Valenciana, por lo que Fabra y sus altos cargos, de haber continuado con la medida, deberían haber renunciado al 0,55 % en sus nóminas.

Sin embargo, ya el conseller de Hacienda, Juan Carlos Moragues, descartó un segundo sacrificio con el argumento de que sobre que las nóminas del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y de sus consellers «están a la cola» en relación a las del resto de España.

Presidencia recopiló datos para tratar de demostrar que los altos cargos valencianos están mal pagados, al tiempo que incidió en el argumento de que la culpa de no cumplir era la mala financiación.

El plan de reequilibrio de la Comunitat Valenciana aprobado por el Consejo de Política Fiscal y Financiera evidencia qué hombros han soportado los mayores tijeretazos.

Los 110.000 euros de ahorro en 2013 por el recorte a los salarios de los altos cargos es testimonial respecto al resultado cuando se mete la tijera en la nómina de los empleados públicos. Según el documento de Hacienda, ese año se ahorraron 2,7 millones por la reducción de jornada del personal interino; 11,2 millones por la reducción de sexenios a los docentes; 14,5 millones por la reducción de la carrera profesional en sanidad.