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Escaladores, buzos y soldadores toman la población valenciana

La reparación de los daños provocados por el gran deslizamiento del pasado seis de abril ha llevado hasta Cortes de Pallás a decenas de especialistas, contratados por Iberdrola para recuperar la central hidroeléctrica. Cien años después de que los delegados de la antigua Hidroeléctrica llegaran a Cortes de Pallas por el camino de la Pileta, ahora rehabilitado para recibir a los navegantes, los destinos del pueblo y de la empresa continuan entrecruzados en pos de una obra que comenzó con el siglo XX en Rambla Seca y que muta pero nunca se acaba. Bajo el derrumbe, un grupo de buzos se sumerge en la toma de agua bajo el embalse de Cortes y retiran las grandes piedras que cayeron de la montaña y que bloquean la reja que protege la zona de succión, desde la que se elevaba el agua a la Muela. En tierra, o mejor colgados de ella, un grupo de escaladores evalua el desprendimiento y busca el mejor sitio para colocar los bulones de sujección. En el pueblo hay rumores de que algunos han venido desde Austria. Una furgoneta de este país parece avalar la idea. El grupo más numeroso es sin duda el de los soldadores. La montaña se los traga y los devuelve constantemente, sudorosos y sucios como mineros. La Muela II, el orgullo de la compañía, acumula un importante retraso que hay que corregir. j. S. Cortes de pallás

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