Los dos pilares básicos sobre los que el nuevo presidente de la Generalitat, Ximo Puig, construyó su discurso de investidura se visualizaron ayer, primer día para el nuevo Consell formado por socialistas y Compromís. Sobre todo en el traspaso de poderes de la vicepresidenta y titular de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mònica Oltra, y del nuevo titular de Hacienda, Vicent Soler. La primera puso como prioridad la agenda social, mientras que el segundo, a 48 horas de verse las caras con el ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, subió los decibelios en el tono reivindicativo hacia Madrid para exigir un nuevo modelo de financiación porque «sin autonomía financiera no hay autonomía política». Además, se conjuró en no aplicar recortes en los servicios básicos y en ahorrar sólo a base de eficiencia.

La primera en recibir las competencias de la portavocía y Bienestar Social de manos de Maria José Català y Manuel Llombart fue Oltra, con una declaración de intenciones: «No puedo comprometerme a no tener equivocaciones, pero sí a reconocerlas, a encontrar soluciones, a decir siempre la verdad y a escuchar», se propuso en un acto al que también asistió Puig.

El interés por acentuar la política social se reflejó en el propio acto celebrado en el Palau de Valeriola, sede de la vicepresidencia, cuyas puertas se abrieron de par en par para dar entrada a numerosos representantes de entidades de dependencia y de la discapacidad. En su discurso, que se tradujo al lenguaje de signos, anunció políticas que combatan la situación de «emergencia democrática», para construir una sociedad «más igual y más justa». A los colectivos sociales prometió puertas abiertas y diálogo constante. Oltra también se comprometió a construir políticas de igualdad entre hombres y mujeres, donde las discriminaciones «no sean posibles y por tanto, la violencia de género tampoco».

Oltra arropó posteriormente al nuevo conseller de Hacienda, Vicent Soler, quien sorprendió con un discurso muy político en el que dejó clara que su prioridad será pedir «de manera contundente un nuevo sistema de financiación». «La situación más injusta de todas las autonomías es la de la Comunitat Valenciana», proclamó. En tono vehemente se preguntó cómo era posible que con un 12% de renta per cápita inferior a la media, valencia sea una comunidad con déficit fiscal que aporta al resto: «Es como lo de Robin Hood pero al revés, los pobres dan dinero a los que están mejor y eso, evidentemente, es anticonstitucional, sin duda», clamó. «Es una situación que clama el cielo», exclamó. Soler, que regresa a la Generalitat como conseller 30 años después, indicó que su segundo objetivo será reordenar la administración, pero dejó claro que el ahorro vendrá de la mano de la «eficiencia» y se opondrá «al recorte por el recorte porque, aseguró, «los recortes erosionan derechos básicos de la ciudadanía que afectan a la sanidad, educación y servicios sociales». El acto, que tuvo lugar en la sede de la conselleria de Hacienda, congregó a representantes del ámbito académico, económico, empresarial y social.