El asalto al Palacio de Invierno debió de despertar una sensación similar. Pero el asalto de ayer no ocurría el año 1917, sino en 2015. El palacio en cuestión era la sede de la Conselleria de Educación. Y los revolucionarios „toda la plantilla de Escola Valenciana, miembros de los sindicatos, representantes de entidades culturales o activistas de luchas emblemáticas como las del colegio Cremona o el Pare Català„ no blandían otras armas que su entusiasmo y sus camisetas combativas de costumbre: Sí al valencià, Ací em pararen i ací estic o Tots som Cremona. La imagen fue chocante: quienes durante lustros han estado detrás de la pancarta y enfrentados con los sucesivos consellers de Educación del PP (Villalonga, Miró, Tarancón, Camps, González Pons, Font de Mora, Císcar y Català) llenaron ayer a rebosar la sede y estallaron en dos enormes ovaciones brindadas al nuevo conseller, Vicent Marzà (Compromís). Durante varios minutos de aplausos y con el auditorio en pie (con más aroma a acto deportivo que institucional), el bloque social unido por las manifestaciones y la crítica a la conselleria sellaba así una bienvenida esperanzada al nuevo conseller, el xiquet que se crió yendo a las Trobades, que nació el mismo año que se aprobaba la Llei d'Ús (1983) y que es hijo de la escuela en valenciano.

Ayer recogió la cartera de manos de una María José Català elegante y cordial en el traspaso y agradecida con la casa que deja: mencionó desde Alberto Fabra al personal de limpieza o los bedeles. En su primera intervención como conseller de Educación, Cultura, Investigación y Deporte, Marzà anunció su intención de «tender puentes», fomentar el «diálogo» y potenciar las áreas que pasan a depender de él. «No sólo la Administración educa. También educa un país, educa un pueblo», dijo. Afirmó que pronto iniciará «una ronda de entrevistas y encuentros» con los representantes de los ámbitos educativo, investigador, cultural y deportivo.

Además de consellers y exconsellers (Mònica Oltra lloró varias veces), al acto asistió el presidente del Consell Valencià de Cultura, Santiago Grisolía „que saludó con calidez al nuevo conseller„, o los rectores de la Universitat de València y la Universitat Politècnica de València. Marzà aspira a que los alumnos «acaben dominando las dos lenguas oficiales y también una lengua extranjera». «No voy a ser el conseller de STEPV ni de Escola Valenciana, sino el conseller de todos», respondió a la prensa.

Hoy será nombrado el segundo escalón de la conselleria. Una de las dos secretarías autonómicas recaerá en el vicesecretario socialista de Educación, Miguel Soler.