Las bandas de música, Escola Valencia o los extrabajadores de RTVV fueron puntas de lanza que atacaron al anterior Consell de Alberto Fabra. Ahora, el movimiento asociativo de los bous al carrer va camino de convertirse en el primer encontronazo del nuevo Consell con una entidad de cierta penetración social. Después de que el nuevo secretario autonómico que gestionará el área haya anunciado en Levante-EMV la intención de acotar la celebración de festejos taurinos tradicionales a los municipios que acrediten una tradición previa y que, además, la Generalitat eliminará las subvenciones a los bous al carrer, las peñas taurinas han reaccionado en contra del primer posicionamiento oficial de la nueva administración. Vicente Nogueroles, presidente de la Federación de Peñas de Bous al Carrer de la Comunitat Valenciana, calificó ayer las palabras del socialista Josep Maria Ángel de «declaración desafortunada» y afirmó: «Lo único que estamos haciendo hasta ahora es apagar fuegos entre los propios aficionados y las peñas, que están todos en estado de alerta». Sin embargo, «si nos van cerrando puertas cambiaremos el discurso. Porque esto es nuestra afición, nuestra forma de vivir», manifestó Nogueroles a este periódico.
La nueva postura del Consell marca un punto de inflexión y tumba la reforma del PP que perseguía la expansión de la tauromaquia popular por todo el territorio valenciano sin necesidad de aportar un «certificado de tradicionalidad» para recibir la autorización. En opinión de Nogueroles, falta por conocer el alcance exacto. «Hay municipios, como Alzira o l'Alcúdia, que durante mucho tiempo celebraron festejos tradicionales y que luego pararon. ¿En qué basamos la tradicionalidad? ¿En que un año, por las circunstancias que fueran, no hubo bous? ¿Únicamente por eso nos cargamos la tradición?», pregunta el presidente de la federación, que agrupa a más de 4.900 peñas en todo el territorio valenciano. «Queremos saber cuál es la hoja de ruta del nuevo Consell y si esto lo hace para mejorar la fiesta o lo enfoca como una forma de acabar con ella. Es decir: tiene que mojarse», afirma. A la espera de mantener pronto una reunión con el nuevo responsable del área, deja clara la postura del colectivo: «Nos negamos rotundamente al 'no', a las prohibiciones y al cerrar puertas. Si la libertad de unos va a estar en la privación de otros, esto no es una democracia real», subraya.
Sin renunciar a ayudas públicas
Con respecto a la ayuda económica, la federación muestra su disconformidad con el anuncio de grifo cerrado. No tanto por el montante (en 2015 se consignaron 150.000 euros para bous al carrer desde la Conselleria de Gobernación), como por el simbolismo de la medida. «Si no se da ninguna subvención a ningún acto cultural o de otros ámbitos y el dinero se destina a objetos sociales, por nosotros perfecto. Pero si se destina dinero a otras actividades culturales, nosotros „como contribuyentes que somos„ también queremos nuestra parte. Si todas las fiestas y las manifestaciones culturales reciben una subvención [de la Generalitat], ¿por qué nosotros no?». Por término medio, el presupuesto anual de una peña taurina ronda los 30.000 euros. De ellos, sólo entre 600 y 900 euros procede del ayuntamiento en los municipios que conceden ayudas. «La subsistencia de los festejos tradicionales no está en las subvenciones públicas. Otra cosa es que queramos renunciar a ellas», sostiene Vicente Nogueroles.
Con franqueza, el presidente de la federación de bous al carrer considera que el colectivo taurino está marcado políticamente. «Posiblemente nos ha hecho mucho daño el hecho de estar durante veinte años bajo el paraguas del PP. Se ha catalogado a la gente de los bous como votantes del PP y eso nos ha perjudicado. Pero los nuevos dirigentes no se han dado cuenta de que muchos de sus votantes son aficionados a los bous al carrer», opina Vicente Nogueroles.
