El Bloc convocará un referéndum vinculante entre sus bases antes de sentarse a negociar con Podemos una alianza para las próximas Generales. Esa es la predisposición de la dirección del partido de Enric Morera, cuando aún no se han apagado los ecos de la reciente consulta a las bases, que sólo tenía validez consultiva y apenas movilizó al 23% del censo. Eso sí, el 66% autorizaba los contactos.

El Bloc es el socio de Compromís en el que la alianza con Podemos, un partido estatal, genera más tensiones. En puridad, sólo ha habido un par de reuniones informales con ellos, pero la predisposición de Mònica Oltra al acuerdo ha hecho que la mayoría dé por sellada la alianza y en el Bloc se han agitado las pasiones. Un grupo de cargos, entre ellos los alcaldes de Tavernes, Jordi Juan, Sagunt, Quico Fernández, o el histórico Pere Mayor, se ha movilizado para defender que Compromís vaya en solitario.

La dirección del partido no puede ir contra sus bases, dicen, pero tampoco contra una pacto que genera tantas expectativas en Iniciativa, Els Verds y también en una parte del Bloc, encabezada por el sector joven. Así que la dirección volverá a consultar a sus bases para que nadie se dé por traicionado.

Ahora mismo, las conversaciones están paradas. Podemos se encuentra elaborando su programa y en Compromís remiten a la primera quincena de septiembre, cuando todo se activará. De haber pacto, al final del proceso también volverá a consultarse a los militantes para que lo ratifiquen, a los del Bloc y a todo Compromís.

Entre los nacionalistas existen varias formas de encarar el escenario pre-generales. Unos, los más cercanos a Oltra, lo ven como una «segunda vuelta» de las autonómicas. La alianza con Podemos podría disparar a Compromís como «primer partido» de la C. Valenciana, con lo que eso supondría en cuanto a la correlación de poderes con el PSPV dentro del Consell.

Entre esta posición y la de los que no quieren ni hablar de unirse a un partido de Madrid, la dirección de Morera y Àgueda Micó lo afronta desde el pragmatismo. Quitan hierro al «esencialismo» político al recordar que ya se han aliado con Equo (2011) y que gobiernan con el PSOE. Pero creen que un programa centralista de Podemos será un obstáculo insalvable para vender el pacto en casa. Mientras llega ese momento, el Bloc pone en el mercado los 300.000 votos que les da el CIS. También sus líneas rojas: grupo propio en el Congreso, elegir a los carteles electorales para visualizar que son la fuerza dominante y un programa valenciano que se visualice en Madrid. Unas condiciones que chocan con Podemos pero que podrían ser asumidas por un Pablo Iglesias al que las encuestas le sitúan lejos de la Moncloa y necesitado de aliados periféricos. «Todo dependerá de lo desesperados que estén», resumen en el Bloc.