Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis

La cumbre da aire a Sánchez por sorpresa

La iniciativa de Puig para normalizar relaciones con Cataluña sirve al líder del PSOE para cortejar a los nacionalistas - El PPCV radicaliza su mensaje sobre el encuentro a pesar del respaldo empresarial logrado

Puigdemont y Puig, en la terraza del Palau, durante su encuentro en Valencia. rubén moreno garcía

­El orden de los hechos ayuda a entender la situación: Puig organiza una cumbre con Cataluña, trata a sus representantes como vecinos amigos y ambos ejecutivos ilustran a quien quiera observar que puede existir una relación cooperativa y fluida con el otras veces ogro catalán; al día siguiente (ayer), Pedro Sánchez alaba en un mensaje en las redes sociales (en perfecta lengua propia) la iniciativa liderada por el jefe del Consell, y unas horas después, la antes conocida como Convergència amaga con apoyar una investidura del candidato socialista dejando el referéndum independentista a un lado.

En resumen, la cumbre y los acuerdos de Puig con Puigdemont han dado, sin pretenderlo, un soplo de aire a Sánchez en un momento interno complicado, cuando los barones del sur han empezado a abrillantar sables a cuenta de la pluralidad interna, precisamente, en las redes sociales y cuando las encuestas para las elecciones vascas y gallegas del domingo no son favorables.

«Cuando la política y el diálogo se abren camino salen iniciativas como la liderada por Ximo Puig para reconstruir las relaciones con Cataluña». Este fue el elogiosos mensaje en Twitter de Sánchez.

El secretario general de los socialistas defiende un modelo federalista de España que recoja parte de las ansias nacionales de Cataluña y evite la ruptura. Al tiempo, se encuentra con que para optar a una investidura de la mano de Podemos necesita, como mínimo, la abstención de Ciudadanos o del bloque soberanista catalán. Sin embargo, un acuerdo con los independentistas es una de las líneas rojas infranqueables que han marcado algunos barones territoriales, encabezados por la presidenta andaluza, Susana Díaz.

En ese magma, la cumbre de Valencia «le ha venido bien a Pedro», admiten en su entorno. No estaba entre las intenciones de Puig „más próximo orgánicamente a Díaz, si bien gobierna apoyado en nacionalistas y Podemos„, pero el encuentro ilustra que es posible una relación amistosa con el gobierno catalán sin quemarse en la cuestión ardiente de la independencia.

Y así, también justo ayer, Francesc Homs (Convergència) deslizaba la idea de «abordar en el mundo independentista» si la prioridad ahora es el referéndum o echar a Mariano Rajoy de la Moncloa.

Fue solo un amago, porque después de que Joan Tardà (ERC) replicara que sin consulta solo cabe un no a Sánchez, Homs lanzaba un mensaje en esa misma línea: «Si no hay referéndum no podemos votar a Sánchez».

Mientras tanto, Puig no se movió ayer de su posición compleja sobre la investidura. Por un lado, dijo en Catalunya Ràdio que «en circunstancias normales un partido que tiene 85 diputados no es razonable que pueda gobernar solo». Por otro, señaló que «hay otras posibilidades» a debatir tranquilamente.

Quien sí reubicó su mensaje sobre la cumbre fue el PPCV. Si el día anterior, la líder, Isabel Bonig, y Alfredo Castelló optaron por la moderación, el partido lanzó ayer unas declaraciones de Elena Bastidas en las que califica a Puig de «felpudo de Puigdemont» por «dar alas a sus ansias soberanistas».

El discurso contrasta con el respaldo empresarial valenciano a la lucha común por el corredor mediterráneo.

La replica socialista a los populares la puso Manolo Mata: «España se construye a golpe de diálogo y se destruye a golpe de insulto».

Compartir el artículo

stats