Carmen Alborch, quien fuera ministra de Cultura durante el gobierno de Felipe González, lo tiene claro: la procedencia, dentro del Ejecutivo, importa. «Cuando eres ministro no olvidas tu tierra. Es evidente que tienes que pensar en todo el país, pero tus orígenes siempre tiran», explica a Levante-EMV. En este sentido, señala que «hay cuestiones en las que es mejor tener una voz contundente para atender las demandas de los valencianos». Respecto a la escasa presencia de ministros, no solo en esta legislatura, si no en las pasadas, la histórica del PSPV-PSOE apunta a que «hay muchas personas en la Comunitat con plenas capacidades para ser ministros y ministras. Siempre hemos pensado que teníamos poca representación. Pero ahora el debate, más allá de las ausencias, está en la financiación autonómica. Si hubiera ministro valenciano de Hacienda, seguramente sería más reivindicativo», asegura Alborch. Aunque reconoce que «no tenía grandes esperanzas» en la conformación del nuevo gobierno, lo cierto es que el Ejecutivo «continuista» de Mariano Rajoy no le entusiasma. En el área que más familiarizada está, Cultura, Alborch destaca que continúa sin cartera propia. El delegado de Educación y Deportes, donde está integrada la materia, sigue siendo Íñigo Méndez de Vigo, «que aunque no es agresivo, no ha tocado el 21 % de IVA, entre las otras muchas tareas pendientes que tiene, como la ley de mecenazgo».

Recuerda la exministra, una de las tres mujeres valencianas en la democracia que ha ostentado ese cargo, sus días al frente de esa cartera. «Me emocioné mucho cuando me llamó Joan Lerma para decirme que me iba a llamar Felipe (González) para nombrarme ministra. Fue toda una sorpresa. Recuerdo que el contestador del fijo de mi casa no paraba de recibir mensajes de todo tipo de gente», rememora.

Al Ejecutivo actual le pide, ya que la paridad ya no es posible, una mirada de género que afronte la violencia que sufren las mujeres diariamente. «Es insoportable, hay que hacer un pacto de Estado», lamenta Alborch.