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Orientados al paciente: de las enfermedades raras a la terapia con células madre

Las 14 líneas de investigación del CIPF tienen una vocación clínica - En el grupo de Deterioro Neurológico, la doctora Guerri estudia los efectos del alcohol en el cerebro inmaduro de los jóvenes

La investigadora Carmen Espinós, responsable de uno de los cuatro programas del Centro de Investigación Príncipe Felipe muestra la pantalla de su ordenador con el último correo recibido. Es un mensaje de agradecimiento por haber colaborado en el diagnóstico de un paciente que procede de un importante centro médico de España. A los laboratorios del Príncipe Felipe llegan muestras humanas de todo el país para que acierten con el diagnóstico cuando se trata de trastornos neurológicos hereditarios.

Se trabaja en arrojar luz sobre la enfermedad de los pacientes haciendo diagnóstico genético «puro y duro» y reciben los casos a los que los hospitales no llegan por salirse de la regla general. Es el área de las enfermedades raras en las que «no podemos curar pero participamos en la mejora de calidad de vida poniéndoles una etiqueta genética», asegura Espinós. El primer programa de Bases Moleculares de Patologías Humanas que ella dirige desarrolla, junto a las enfermedades raras, otras investigaciones también muy volcadas en el paciente como el estudio de los procesos de enfermedades metabólicas tan prevalentes como la diabetes.

Esta conexión con la práctica clínica de los hospitales es la que busca potenciar el centro en sus investigaciones. Desde el pasado año se han creado hasta seis nuevas unidades conjuntas de investigación, principalmente con hospitales. «No solo tenemos que hacer ciencia, sino también hacernos visibles», asegura el director Enrique Alborch.

Bajo los cuatro grandes programas se esconden otras líneas de investigación con impacto directo en la calle. Es el caso del laboratorio de Consuelo Guerri, dedicado a la Patología Celular y Molecular del Alcohol, que estableció hace unos años la irreversibilidad de los daños de su consumo en los jóvenes. Guerri abre el laboratorio anualmente a los adolescentes y da charlas para explicar los descubrimientos que hacen en el Príncipe Felipe gracias a modelos experimentales con animales.

En otra parte del edificio están las salas del tercer programa, en el que entra en las nuevas tecnologías y la Genómica Computacional, y las del cuarto, dedicado a las terapias avanzadas. Aquí se desarrolla parte del trabajo para conseguir la aplicación de células madre en terapias que logren parar y revertir tanto las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, como abordar «patologías de tanto impacto social como las lesiones medulares que no tienen solución», explica Victoria Moreno, jefa del grupo de investigación de Regeneración Neuronal.

«Es un área muy delicada y no podemos crear falsas expectativas pero hemos avanzado mucho en una década». El centro es, además, uno de los nodos nacionales de células madre. «Somos pioneros, pese a todo», recalca.

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