Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Memoria Histórica

"Saber dónde está su tumba y poder llevarle unas flores, eso ya es mucho"

La familia de un esclavo del franquismo de Guadalajara descubre tras 75 años que acabó en una fosa del Cementerio General - Condenado a trabajar en las obras del nuevo Belchite fue desterrado a Valencia

Asun Vicente, dejando un ramo de margaritas sobre la fosa. Foto: Eduardo Ripoll

«Estoy contenta por haber encontrado a mi tío abuelo 75 años después de que desapareciera sin dejar rastro, cuándo supe que estaba en una fosa común del Cementerio General de Valencia la emoción me dejó sin palabras... Me gustaría poder exhumar sus restos para enterrarlos junto a mi abuelo, pero tampoco estoy obsesionada con ello. Después de tanto tiempo, poder reconstruir su historia y saber dónde está enterrado para llevarle flores, eso ya es mucho».

Estas palabras, con los ojos entelados por lágrimas que se resisten a salir, y un ramo de margaritas amarillas sobre un trozo de tierra yerma de lo que queda de la gran fosa común de la posguerra en Valencia, la sección 10ª del Cementerio General, son el punto y seguido en la lucha de Asun Vicente por encontrar a su tío abuelo paterno, Mariano Vicente Vicente.

Esta Penélope de la Memoria Histórica lleva tres años intentando coser los retales de la vida del hermano pequeño de su abuelo, desaparecido en agosto de 1941 tras casi un año como esclavo del franquismo en los campamentos de penados habilitados por Regiones Devastadas para la reconstrucción de los municipios de Belchite y Quinto de Ebro en Zaragoza.

Asun tiene 43 años, los mismos que tenía su tío abuelo cuando el 20 de abril de 1939 fue detenido en el su casa de Val de San García, un pequeño municipio de la comarca de la Alcarria que entonces contaba con no llegaba a 140 habitantes y hoy es un despoblado. «Allí solo va la gente los fines de semana o en verano», cuenta Asun.

Campamento de penados

Mariano, que estaba soltero, era el menor de tres hermanos de una familia de pequeños agricultores. Nacido el 2 de julio de 1896, superaba por tres centímetros el metro y medio de altura. Quizás por su edad, o por no llegar a la talla mínima para servir en el ejército, no fue movilizado en la Guerra Civil. Tampoco se le conoce militancia política y el vecino de más edad de Val de San García, que ahora tiene 90 años, lo recuerda como «un hombre muy trabajador».

A Asun, en casa siempre había oído que el tío Mariano desapareció en la guerra, pero no fue hasta hace tres años -tras fallecer uno de los primos de su padre- que salieron a la luz tres postales de Mariano, la última de ellas remitida desde el campamento de penados de Quinto de Ebro en enero de 1941.

Fue a partir de ahí cuando empezó a peregrinar por los archivos penitenciarios de Guadalajara y Aragón en busca de alguna pista de Mariano. «He tardado mucho tiempo, porque me impresionaban los documentos que iba encontrando y no podía seguir leyendo», relata.

«Se ignora» el delito

Ahora sabe que pasó casi un año en prisión preventiva en la cárcel de Guadalajara a pesar de que en el expediente consta literalmente que «se ignora» el delito del que estaba acusado. Tras ser condenado en un Consejo de Guerra sumarísimo a seis años y un día de prisión mayor por «auxilio a la rebelión», el 28 de agosto de 1940 fue trasladado al campamento de penados de Belchite. Los destacamentos penales fueron una de las herramientas creadas por el régimen de Franco para el aprovechamiento de la mano de obra reclusa en toda clase de obras públicas.

El campamento de penados levantado por Regiones Devastadas para la construcción del nuevo Belchite llegó a albergar a un millar de presos, mientras que el de Quinto de Ebro empleó a más de 125. En Valencia el más grande fue el de los 250 reclusos que trabajaron en las obras del pantano de Benagéber.

Gracias a la redención de penas por el trabajo, Mariano logró la condicional el 28 de junio de 1941 pero «con destierro». «Si envió cartas a su familia, nunca llegaron», cuenta Asun. Acabó solo y sin dinero en Valencia. Tenía que presentarse cada mes en la cárcel modelo, pero sólo lo hizo en julio.

Sin noticias en la calle Quart

La familia supo que Mariano estaba en Valencia porque la Guardia Civil fue a buscarlo a Val de San García. Enviaron varias cartas al número 80 de la calle Quart, donde había fijado su residencia, pero nadie respondió. La pista perdida la recuperó Asun cuando hace un año descubrió que su tío abuelo figuraba en la lista colgada en internet por el Fòrum de la Memòria de las 26.300 personas enterradas en las fosas comunes del Cementerio General desde el 1 de abril de 1.939 al 31 de diciembre de 1.945.

Cuando reunió las fuerzas suficientes para seguir adelante, Asun contactó con Matías Alonso, del Grup per la Recuperació de la Memòria Històrica, quien en los Libros de Enterramientos del cementerio ha localizado el lugar exacto de la fosa de la sección 10ª donde fue enterrado el día de Nochebuena de 1941 tras fallecer por «caquexia» o extrema desnutrición en el Hospital General. Yace en el penúltimo lugar más próximo a la superficie en la columna de 7 personas sin recursos que fueron enterradas una encima de otra en esta tumba en la Navidad de hace 75 años.

Asun, junto a su pareja, hizo ayer en coche los más de 300 kilómetros que separan Guadalajara de Valencia para llevar a Mariano su primer ramo de flores. «Margaritas porque son de campo como él y amarillas porque la única persona que lo conoció que aún vive nos contó que siempre llevaba un chaleco amarillo».

Compartir el artículo

stats