Un conductor atraviesa uno de los tramos regulados por las 22 cámaras de última generación que ha instalado la Dirección General de Tráfico (DGT) en la Comunitat Valenciana para vigilar el uso del cinturón de seguridad y del teléfono móvil, además de controlar si la documentación del vehículo está en regla al fotografiar la matrícula. Semanas después, el conductor recibe una sanción de 200 euros y retirada de 3 puntos del carné por conducir hablando por el teléfono móvil. ¿Cómo puede ser? El conductor no recuerda haber cogido teléfono en todo el trayecto. Sin embargo, sí se tocó la oreja porque le molestaba y mantuvo la mano un rato sobre la misma. Para la asociación de Automovilistas Europeos este es un ejemplo sencillo de lo que puede pasar «o puede estar pasando ya porque las nuevas cámaras de Tráfico son de dudosa eficacia».

«La tecnología se basa en un patrón. La imagen se pixela cuando ese patrón se cumple. Sin embargo, se puede dar el caso de un conductor que se toque la oreja o de otro que vista ropa oscura y no identifique el cinturón de seguridad. La imagen se pixelará como si se hubiese cometido una infracción cuando, en realidad, no ha sido así», explica el presidente de Automovilistas Europeos Asociados, Mario Arnaldo.