La deuda del PSPV es uno de esos relatos subterráneos que aparecía en las conversaciones de los socialistas valencianos, pero siempre previa exigencia de discreción y sin luz y, ni mucho menos, taquígrafos. Ahora ya no. La decisión de la dirección es vender la sede del partido y para sostener una medida de tal calado necesita argumentos. Datos que enfríen los sentimientos.

Así que el secretario de organización, Alfred Boix, desplegó ayer ante la ejecutiva del partido un power-point repleto de números rojos.

En resumen, la deuda del PSPV asciende en estos momentos a 7,7 millones de euros. Cuando llegó la actual dirección, encabezada por Ximo Puig, era de 8,9 millones, siempre según las cifras aportadas ayer a la ejecutiva.

Algunos asistentes pidieron nombres y apellidos de los responsables del agujero, pero la dirección prefirió obviarlos. Es otro de esos mensajes subterráneos del socialismo, porque está extendido que fue en la época de Jorge Alarte como secretario general cuando creció especialmente la deuda.

El debate no fue mucho más allá. Según las fuentes consultadas, la ejecutiva dio su visto bueno a la operación sin necesidad de votación. Las cartas están ya sobre la mesa y la venta se cerrará en el momento que se eleve a Ferraz una oferta que satisfaga los objetivos de la dirección valenciana.

De acuerdo con lo expuesto ayer, la esperanza es ingresar en torno a cinco millones por desprenderse de la sede Blanqueries.

La cantidad no es aleatoria. El partido lleva meses con gestiones: cedió el día a día de la venta a una empresa especializada y ya han circulado varios posibles compradores por las dependencias.

Un hotel es, previsiblemente, el futuro del actual hogar socialista: cuatro plantas en un edificio funcional con aparcamiento subterráneo propio y vistas al Jardín del Turia y a las Torres de Serranos. Un inmueble infrautilizado en especial tras la victoria en las elecciones autonómicas de 2015.

La operación está tan avanzada que incluso se han visitado ya locales en alquiler en el centro de València para elegir el que será la nueva sede.

Los responsables de la formación (Puig presidió la reunión) insistieron ante los miembros de la ejecutiva en que no es una decisión que guste, pero es «la única solución» para no lastrar la situación del PSPV.

Este quedará con una deuda de unos dos millones cuando se concrete la transacción. La cifra se considera asimilable sin que dañe la posibilidad de acción política de la formación, algo que se considera necesario de cara a las elecciones de 2019. Los gestores socialistas han llegado a lamentar que no habían podido realizar un envío masivo de correspondencia a toda la militancia desde hace años a causa de la economía de guerra a la que obligaba el agujero financiero arrastrado.

Otro de los argumentos puestos ayer encima de la mesa es que el partido ha perdido algunos afiliados debido al mantenimiento desde 2009 de una cuota extraordinaria (2,5 euros al mes) con la que paliar la deuda. Como publicó este diario, la intención es eliminar ese suplemento temporal cuando se cierre la venta.