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Las dos caras de los municipios valencianos

Higueruelas, un pueblo 'power'

El número de empleados que la empresa electrónica tiene en el municipio de los Serranos es superior a su número de habitantes - Su presencia ha revitalizado el comercio local, principalmente en los bares

Higueruelas, un pueblo 'power'

Las poblaciones del interior de la provincia de València tienen mayor riesgo de despoblación que otros lugares de la Comuntat Valenciana. La falta de industrias que revitalicen los núcleos urbanos provoca la huida de muchos de sus habitantes. Un hecho que se acrecentó con la crisis económica y cuyo frenado era de difícil remedio. Pero Higueruelas es una de las excepciones. La llegada de Power Electronics, justo cuando empezaban a ir mal las cosas, dio estabilidad a un pueblo que vivía principalmente del sector de la construcción de manera indirecta. La carpintería y la minería eran los sectores que daban empleo a los higueruelanos que han visto como sus labores se han reciclado para adaptarse a los puestos que ofrece la empresa de Abelardo Salvo. Aunque pueda haber alguna queja específica, en general, los vecinos están contentos por haber revitalizado no solo el municipio, sino también la comarca de los Serranos.

La entrada a Higueruelas por la CV-345 esconde una población con las calles vivas aunque inicialmente no lo parece. Una vez recorrida la carretera del Villar, aparecen los primeros establecimientos. Bares, una oficina bancaria, un supermercado y el hogar de los jubilados hacen su presentación en unas vías que se preparan para el mercadillo de cada jueves. Los vecinos hacen vida en la calle y, en gran parte, es por la estabilidad financiera que aporta Power Electronics. "Se ha notado mucho desde que llegó la empresa, yo empecé a trabajar justo en esa época y he visto la evolución. Además, en el pueblo también se siente, se ve más gente y se alquilan más casas cuando en invierno esto era la soledad absoluta", cuenta María Amparo Orero desde detrás de la barra del bar Raser. A sus 31 años, la camarera considera positiva la llegada de la compañía electrónica puesto que en el establecimiento donde trabaja se suele llenar para dar de comer a los trabajadores, especialmente en los almuerzos entre semana.

Otro de los negocios que han visto una mejora con la arribada de Power Electronics es Ca Vicentica, un restaurante escondido entre los callejones cercanos a la plaza del Ayuntamiento. "Recibimos a gente que viene de Paterna (sede central) a quedarse todo el día y a grupos de visitantes que vienen a comer", relata la dueña del restaurante, Celia Martínez de 55 años. Gracias a la empresa valenciana, el paro no es un problema en Higueruelas. "Tras la crisis estaba casi el 80% de los vecinos sin empleo, se ha reactivado la faena obrera y eso se nota en los comercios", explica la restauradora cuyo marido trabaja en la planta de metal. "Antes era pintor de muebles y ahora hace lo mismo con los armarios metálicos", detalla Celia de uno de los que podrían ser los ejemplos del reciclaje al que se han sometido los extrabajadores de las carpinterías, al igual que el sector del transporte beneficiado por la presencia de la compañía de los Salvo.

Fue en 2007 cuando Power Electronics aterrizó en Higueruelas con una nave de 3.000 metros cuadrados y diez empleados, que en un año pasaron a ser cuarenta, haciendo que el pueblo solventara la crisis casi sin quererlo. La empresa, que realiza los componentes que convierten la energía solar en luz corriente, también opera con variadores de velocidad y arrancadores industriales entre otros materiales. En la actualidad, las dos plantas industriales de la empresa electrónica ocupan 12.000 metros cuadrados, más una antigua carpintería de 3.000 metros cuadrados que usan como almacén. Aún así, el volumen de trabajo es tan amplio que parte de su género ocupa la calle Carpintería.

Piden más trabajo femenino

Con más de 520 empleados, el enclave que Power tiene en los Serranos supera al número de habitantes de Higueruelas (516). Un dato que demuestra la vitalidad laboral que han aportado a la zona. A pesar de esto, el número de mujeres que trabajan no es muy cuantioso. "Hay poquitas, pero de hace un año y medio hasta ahora hay más, somos unas veinte chicas y la mayoría de la comarca", informa Verónica Villar, recepcionista de Power Electronics de 31 años y natural de Villar del Arzobispo. Algo que confirma Ana Cortés. "En la planta de metal solo trabaja mi hermana porque ahora hay otra de baja, las ubican en oficinas" detalla mientras charla con su cuñada María Elena en la puerta de su casa. Ana tiene a su hijo Carlos trabajando en las naves, "él ya estaba en Paterna y quería meter a su novia. Es un trabajo en cadena de electrónica, podrían hacerlo mujeres perfectamente", expone la higueruelana, aunque residente en València. "Las chicas se tienen que ir del pueblo porque sigue faltando empleo femenino", comenta Celia de Ca Vicentica. Ella es un ejemplo del tipo de trabajadoras que se pueden encontrar por Higueruelas. "Las mujeres aquí tenemos que ser emprendedoras, si te fijas la mayoría de comercios locales están regentados por chicas", aclara la restauradora, que recuerda que "antes se quedaban las que se casaban con los de aquí pero ahora es necesario darles algún puesto de trabajo".

No todo es pleitesía a Power

Aunque el vecindario está muy contento de la presencia de la compañía electrónica en su término, también hay quejas de diferente grado de importancia. Los turnos que se hacen por la noche es una de ellas. La propia Celia espera que algún día puedan reducirlos a dos, "así no tienen que trabajar tan tarde, mi marido está durmiendo ahora (11:00) porque acabó a la seis de la mañana". Una problemática que podría solucionarse el día que "la planta de tecnología se traslade a Llíria", espera la dueña de Ca Vicentica.

Los sonidos que provocan los turnos a esas horas es otra de las molestias que afecta a las vecinas más cercanas a la fábrica. Pilar Martínez, de 53 años, y Lorena Lázaro, de 26, son madre e hija y no pueden dormir por las noches. "Los ruidos son muy molestos y no nos dan una solución", explican. "Hemos hablado con los dueños y con el ayuntamiento pero nunca llega ninguna medida", relatan Pilar y Lorena, cuya vivienda está en la primera fila de las casas más próximas a las naves. "Solo pedimos que cumplan las normas al igual que los vecinos cumplimos con nuestras obligaciones", cuenta la madre que a pesar de estos problemas está "muy contenta de que Power dé tanto empleo aquí, solo nos quejamos del ruido nocturno". Además añade que tiene a su hermano trabajando allí.

Otra queja es que han cortado unos caminos vecinales para realizar el acceso al polígono. Silvestre Martínez es uno de los molestos pero sus amigos Juan Antonio Solaz y José Manuel Solaz, con los que comparte un banco a la sombra, comentan que ya está arreglado. "Solo fueron un par de meses", cuenta José Manuel, antiguo sindicalista, al que a pesar de estar encantando por el empleo que da Power, no le gustan las condiciones laborales por lo que le cuentan. "Hay una sala donde trabajan a 40 o 50 grados y no pueden protestar porque los largan", sentencia José Manuel antes de que Juan Antonio concluya: "Si Power no estuviera aquí, esto estaría muerto".

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