En un año negro para los ciclistas, la Generalitat presentó ayer el Libro Blanco sobre la Protección de las personas usuarias de la bicicleta en la Comunitat Valenciana. Lo primero que aparece en ella es una amplia radiografía sobre los males que persiguen a los ciclistas tras las ocho víctimas registradas en las comarcas valencianas en siete meses. Se han producido 278 accidentes con al menos un ciclista fallecido u hospitalizado en las vías urbanas e interurbanas de la Comunitat Valenciana entre 2014 y 2016. En vías interurbanas, señala este informe de 52 páginas, justo la mitad de esos accidentes se concentraron en sábado y domingo. La franja horaria de máxima siniestralidad fue entre las 9 y las 13 horas. Dentro de las ciudades, la distribución de los accidentes es más homogénea a lo largo de la semana y del día, y son sábado y domingo justamente los días con menos siniestros ciclistas en las vías urbanas.

El análisis de las estadísticas arroja la cartografía del peligro ciclista al señalar las carreteras valencianas con más accidentes de bicicletas en 2014-2016. La encabeza la N-332 que pasa por Oliva, con tres accidentes con ciclistas fallecidos u hospitalizados en 2017. Le siguen las vías N-340, CV-500, CV-821, CV-310, CV-41 y CV-50.

La caracterización de la accidentalidad ciclista en la red de carreteras de la Diputación de València refleja los rasgos básicos de estos siniestros. El 43 % de los accidentes con ciclistas se producen en las intersecciones (giratorias y no giratorias). Si solo median bicicletas en el siniestro, las rectas y la colisión con algún objeto en la calzada cobran relevancia. Las once de la mañana es la hora en la que se acumulan más accidentes. El perfil es el de una persona de mediana edad que circula solo y por motivos de ocio. Según este análisis, la conducción distraída o desatenta es la infracción más frecuente.

Márgenes, cunetas, carriles

Tras recoger propuestas y medidas que atañen a distintos actores, el Libro Blanco estipula una hoja de ruta. Entre las acciones previstas se destaca la intensificación de la vigilancia en materia de velocidad y consumo de alcohol y otras drogas en tramos con problemática ciclista. También se contempla la actuación de mejora viaria con la señalización de tramos con elevada intensidad circulatoria de ciclistas e intervenciones en itinerarios ciclistas, ciclo-peatonales, cunetas de seguridad o mejora de márgenes.

También se quiere habilitar un procedimiento para poder realizar aforos de tráfico ciclista con procedimiento automático para calcular cuántos ciclistas pasan por los principales tramos viarios. Otra idea planteada es instalar nuevos radares puntuales, o de tramo, en carreteras con problemática ciclista. En este sentido, está prevista la instalación a corto plazo de un radar en la CV-500 de València a Sueca por el Saler.

Asimismo, de manera inmediata, la Generalitat va a trasladar al ámbito de la Comisión de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas de la Comunitat Valenciana el estudio, coordinación y asesoría sobre «la necesidad de controlar los lugares de ocio próximos a carreteras frecuentadas por ciclistas y los horarios de cierre de esos locales y otras actividades lúdicas». Así consta en este proyecto global con muchos actores implicados: la Generalitat, las diputaciones, la federación de municipios, colectivos ciclistas y la Dirección General de Tráfico.

Entre las propuestas se incluye el uso de sensores para controlar el tráfico ciclista o la posibilidad de usar las imágenes grabadas por ciclistas en procesos sancionadores, entre muchas otras medidas.

En un acto en el Palau de la Generalitat, el presidente Ximo Puig afirmó ayer que «la Generalitat no es neutral». «Estamos a favor de la bicicleta y hemos de trabajar para que los usuarios tengan la mayor seguridad posible. Este plan no tiene carácter coyuntural, sino estructural», apuntó el presidente. Puig reconoció que la iniciativa de lanzar el Libro Blanco ha surgido como respuesta al atropello mortal de ocho ciclistas valencianos en lo que va de año.