Según diversos estudios, un aumento del 5% de la velocidad indicada provoca un incremento del 10 % en los accidentes que causan traumatismos y una subida del 20% en los siniestros con fallecidos. Una velocidad excesiva reduce el tiempo de reacción, dificulta el control del vehículo y la rectificación de la trayectoria, aumenta la agresividad y el estrés del conductor, y altera el funcionamiento sensorial disminuyendo el campo visual y fisiológico.