València gana adeptos en materia turística. Así se puede desprender de las opiniones de los pasajeros del buque Mein Schiff 5 que ayer cambió su ruta desde Barcelona hacía el ´cap i casal´. A pesar de que este cambio de ubicación pudiera causar molestias a los clientes del crucero, el sentimiento general de los visitantes, en su gran mayoría alemanes, no era de hastío.

Las condiciones meteorológicas de València, así como la tranquilidad que se respira en sus calles que difiere de la falta de seguridad de su primer destino en la Ciudad Condal, también ayudaba. Las valoraciones de los turistas sobre la situación política que se vive allí era de todos los colores. Además, muchos de ellos no conocían nada de la capital valenciana y para ellos ha sido una grata sorpresa poder descubrirla, tanto que muchos piensan ya en volver.

«No es lo mismo, pero si no es posible ir a Barcelona...», contaban con resignación Mattles y Tina Hoppmenn, una pareja de ancianos de Recklinghausen. Pero a pesar de ellos se quedaron sorprendidos con lo «bonita» que es València., aunque inicialmente no les gustó el cambio.

Algo con lo que concordaban Melisa y Dima de Frankfurt. «Teníamos las expectativas muy altas con el crucero y Barcelona era una de las ciudades que queríamos visitar con más ganas, pero València nos ha gustado y daba más sensación de seguridad», explicaban estos jóvenes que venían por primera vez a la ciudad.

En la misma postura se encontraron Anton y Carmen Link de Wurzburgo. «Llevábamos mucho tiempo esperando para ir a Barcelona», cuenta el matrimonio alemán que a pesar del cambio han disfrutado de València con las visitas a la Iglesia de San Nicolás y al Mercado Central entre otros puntos turísticos.

Por su parte, la familia Greiz de Turingia, quedó «muy contenta» con su visita a la capital levantina porque según ambos «estuvo muy bien, fue diferente a lo que esperábamos y nos vamos sorprendidos», dijeron tras el tour que los llevó por Ciutat Vella. Una idea que también fue la de Jürgen y Benigna van Bergmann-Koon de una localidad cercana a Stuttgart. «Nos da lo mismo, València es muy bonita, la próxima vez ya iremos a Barcelona», cuenta esta pareja que disfrutó de lugares emblemáticos como la Ciudad de las Artes y las Ciencias o la plaza de toros, entre otros puntos turísticos.

Situación de Cataluña a debate

Entre los pasajeros también había quién conocía la ciudad, como el caso de Bianca Gehrig de Frankfurt, que había estudiado aquí tres meses. «También he venido de vacaciones en verano y en fallas, quiero a esta ciudad», expresaba la joven germana con el poco castellano que hablaba. Para Bianca no fue un problema atracar en València pero según contó la alemana el cambio de destino «causó problemas, algunos pasajeros se han molestado». Además, Bianca también opinó que «bastantes problemas hay en el mundo com para hablar de política», en referencia a la situación de Cataluña que derivó en su desvío a la ciudad mediterránea.

Sin embargo, la familia Mahn, compuesta por Franke, Mako y Mia de dos años de edad, si se mojaron al respecto a pesar de no tener un conocimiento pleno sobre el tema secesionista. «Es un gran problema de la gente pero veo necesario que voten», expresaba Franke que entendía el cambio de destino por «los problemas de seguridad debido a la huelga». Más allá, del asunto catalán, los Mahn volverán a València al considerarla como «una ciudad bonita y limpia», pero sobretodo por su playa, donde pasaron todo el día por voluntad de la pequeña Mia.

El litoral también fue uno de los puntos que más gustó a los jóvenes Max, de Bonn, y Jonasson, de Münster, junto a la parte vieja de la ciudad. «Ha sido buena la visita pero no hemos visto Barcelona», manifestaban ambos con amargura por una situación que no consideran como «democracia». Por otro lado, la familia Greiz no estaba de acuerdo con los separatismos.

Estas voces reflejan unas opiniones que no causaron ningún problema en el barco según el jefe de seguridad del crucero, Guy Ben Yeslaya, aunque hubo «opiniones de todo tipo». Una idea que se refuerza con la opinión del valenciano Yu-Pon Lee, ´tour agent´ de Intercruises, es decir el gestor de los guías turísticos en tierra firme, el cual explicó que «en general la recepción ha sido buena, no ha habido comentarios negativos, estaban contentos».