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Entrevista

Pedro Horrach Arrom: "Fue una frustración no lograr la imputación de Camps y Barberá en el caso Nóos"

El exfiscal lamenta que su postura sobre la infanta haya puesto una lupa sobre todo lo que hace

Pedro Horrach Arrom: "Fue una frustración no lograr la imputación de Camps y Barberá en el caso Nóos"

¿Mallorquines, valencianos y madrileños hemos aprendido algo de la corrupción? Éramos el eje de la prosperidad de Matas, Camps y Aguirre...

Así es pero es algo global en España, no solo es Madrid, Barcelona, València, Baleares o Canarias. Los primeros casos de corrupción que se conocieron, o que mediáticamente tuvieron trascendencia, fueron en la zona de Andalucía: en Marbella y Málaga. Y luego siguieron en la costa mediterránia. La corrupción ha ido pareja a la prosperidad económica. Las condiciones idóneas para que se desarrollara la corrupción se dieron en los sitios donde hubo más gasto público y contratación pública. Y fue en el Mediterráneo, en Madrid, en Baleares y en Canarias.

¿La corrupción, como la energía, ni se crea ni se destruye, sólo se transforma?

Decir que se puede acabar con la corrupción es engañarse a uno mismo. Tendrá mayor o menor intensidad y eso depende, para mí de forma exclusiva, de la propia evolución de la sociedad. Cuanta más concienciación y educación haya en este sentido, menor intensidad tendrá la corrupción. Y esta mayor concienciación implica que la estructura política sea consciente de este problema -que creo que lo está siendo-, que se impongan mayores controles preventivos y eso evitará conductas corruptas. La sociedad no dejará de tener conductas corruptas nunca. Ni la nuestra ni las más evolucionadas.

La lucha contra la corrupción persigue en coches de caballos a los corruptos en Ferrari.

Así es. Siempre nos quejamos de lo mismo, de que no tenemos estructura suficiente ni material, ni personal, para poder perseguir la corrupción. Y creo que seguirá siendo así. Depende mucho de la voluntad política de cada momento. Pero no es un problema que se pueda atajar o combatir con la justicia penal. Es un problema social, educacional y preventivo. Independientemente de los medios que tengas, mayores o menores. Si no hay una concienciación social y se homologan de una vez procedimientos contractuales en la administración y se adoptan medidas preventivas, difícilmente se va a acabar con ella.

Curiosamente ningún político promete más medidas para la Fiscalía Anticorrupción. Aunque les preocupa, no les ocupa.

Les preocupa a nivel mediático, pero no destinan medios a la lucha contra la corrupción. Aunque también creo que no se deben destinar medios contra la lucha contra la corrupción, sino medios a la prevención de la corrupción, que es totalmente distinto. Y ojalá los programas de los partidos políticos en vez de hacer proclamas contra la corrupción, adoptasen medidas preventivas dentro de la propia administración que tienen muy poco coste o nulo, para adoptar controles preventivos que la impidan. La corrupción se da en la administración porque hay una persona que tiene poderes públicos que quiere beneficiar a alguien en concreto. Dicta actos que en vez de beneficiar al interés general beneficia a una persona determinada. Sea a cambio de dinero o por cualquier otro motivo. Mientras esta persona pueda dictar el acto sin controles preventivos seguirá existiendo la corrupción. Desde mi punto de vista, las medidas judiciales ya se ha visto que son ineficaces. Puedes poner cincuenta fiscales y 200 jueces más, que va a seguir existiendo. Desde el momento que no se dediquen medidas a concienciar a los jóvenes y niños de que el dinero público es escaso y que debe repartirse de forma igualitaria y que de eso dependen servicios básicos como la sanidad, la educación o la justicia, igualitarias para todos, difícilmente se va a acabar.

¿La Fiscalía debería dirigir las instrucciones como defendía el fallecido Fiscal General José Manuel Maza?

Es que tiene que instruir forzosamente. El sistema que tenemos aquí es totalmente anacrónico e irracional. Un mínimo de sentido común no soporta la existencia de un juez de instrucción que investigue. Los jueces están para juzgar y hacer ejecutar lo juzgado, para nada más. Cuando uno investiga pierde la imparcialidad. Y un juez está para ser imparcial. No critico a los jueces, entiéndame. Simplemente tienen que ocupar el lugar que les corresponde y cumplir una función muy importante: ser garantes de que los derechos de la acusación y defensa estén equilibrados y en su momento enjuiciar, cómo no. Solo faltaría. Pero un juez de instrucción... ¿Cómo puede investigar, perder la imparcialidad, convertirse en parcial y a la vez resolver los recursos que interponen contra él mismo y sus propios actos? Estamos locos en este país.

Y eso alarga las instrucciones...

Por supuesto que alarga. Cuando todo debería centrarse en el juicio oral. De ahí que la investigación debería estar en manos de los fiscales o de las autoridades policiales que usted quiera, que no es que tengan que ser ellos forzosamente.

¿Cómo se vive en el «lado oscuro», como abogado, después de 25 años de fiscal? [Sonríe al contestar]

El trasvase no es sencillo. El problema es que los últimos doce años fueron muy intensos para mí y necesitaba un cambio de ciclo, un cambio vital. Ahora lo llevo bien, porque al salir y empezar en el lado oscuro, como usted dice, me he centrado en determinados casos que han absorbido toda mi atención, con lo cual me ha posibilitado sanearme mentalmente de la etapa anterior. Se vive desde otra perspectiva totalmente distinta. Más centrado en el ejercicio del derecho de defensa que en la acusación y la persecución. Distintas perspectivas y un mismo objeto. A todos los abogados les repugna la corrupción, no es que sean una especie diferente ni mucho menos. Pero como todos tienen el derecho sagrado de defensa pues lo ejerces como mejor puedes y sabes... Y ya está.

¿Juegan con ventaja los juristas que han sido jueces o fiscales y se pasan a la abogacía...

Hay muchos casos en Palma y en toda España hay fiscales y jueces en excedencia que ejercen de abogados... Realmente no, el trato es el mismo. Es verdad que conoces algo mejor cómo funcionan las investigaciones criminales pero hay muy poca ventaja. Y a nivel judicial te tratan como a cualquier otro abogado. La única es que conoces por experiencia por dónde pueden ir las investigaciones, pero poca cosa más.

¿Se ha impuesto alguna línea roja para aceptar casos?

No. La línea roja depende de la ética profesional y es la que juega el papel, pero en la defensa no en la aceptación. Es verdad que casos de corrupción llevo poquísimos, por no decir ninguno. Los casos de corrupción se limitan a cuatro tipos delictivos: la prevaricación, la falsedad, el cohecho, la malversación y poco más... El «pack» de turno que me sigue apasionando... Pero es una especialización excesiva y como abogado desde luego prefiero abarcar todo el Código Penal y no este «pack» concreto, en el que he trabajado caso toda mi etapa profesional.

Sí que ha tenido que renunciar a la defensa de uno de sus primeros clientes en el caso Cursach.

Es cierto. La renuncia fue voluntaria porque ante las críticas que recibí solicité al Colegio de Abogados que se pronunciara sobre mi incompatibilidad o no. El Colegio de Abogados dictó una resolución en la que me aconsejaba retirarme del caso mientras no se levantase el secreto del sumario, porque ellos no podían pronunciarse sobre mi incompatibilidad. De esto hará seis meses y el secreto aún no se ha levantado. No es un caso de corrupción al uso como los que yo he intervenido de corrupción política. Yo sigo manteniendo que soy compatible, pero ante el consejo del Colegio de Abogados, me retiré.

¿Pero llegó a hacer interrogatorios, que es lo que se planteaba para apartarlo?

No. El cliente que pidió mis servicios fue imputado por hechos de principios de 2017. Y yo en esta macrocausa con más de cien imputados, recibí declaración a dos testigos en Fiscalía en el año 2014 y 2015, respecto de hechos anteriores y de esos años. Los hechos por los que se acusa al que fue mi cliente ni tenían relación con estos dos testigos, ni se referían al momento de los hechos, eran muy actuales. Con lo cual entendía que era totalmente compatible. El Colegio de Abogados me aconsejó y ya dije que acataría cualquier consejo que me diesen. Aunque ya está bien de conflictos. Ya me han puesto verde por pasiva y por activa en la prensa, a efectos mediáticos y estoy cansado de que cada vez que realizo una actuación tenga una lupa encima. Y, para más inri, que por parte de mis compañeros me digan que soy incompatible... ¿Pero usted de qué va? [acompaña la frase con un ligero puñetazo en la mesa] Yo soy fiscal sí, pero me puedo ganar la vida fuera. Sólo faltaría. He trabajado bastante más que ninguno de ellos, veinticuatro horas al día en los últimos doce años. Hasta aquí hemos llegado... ¿Qué problema hay? Que mediáticamente le jodió a todo el mundo que absolviesen a la infanta y a partir de aquí, como no salió lo que la gente quería, que era la crucifixión, pues ya no lo soportan. Y no hay más. Entonces salgo, empiezo una actuación profesional... ¿Y qué recibo? Hostias, como siempre. El tiempo me dará la razón. Me la dio en su momento y me la dará ahora.

¿Ha conseguido la absolución de Matthias Kühn [pareja de Norma Duval]?

Está pendiente la sentencia. No va a tardar mucho, o eso espero.

¿Y cómo es su relación con la prensa en «el lado oscuro»?

Siempre ha sido buena y la sigue siendo. Siempre he defendido el trabajo de la prensa. La transparencia empieza porque sean conocidos los casos. Si no son conocidos permanecen ocultos, con lo cual siempre es mucho más difícil avanzar. Pero es una navaja con dos filos. La prensa es un elemento fundamental para dar transparencia e impulsar una regeneración y luchar contra esta lacra social. Pero a la vez tiene un efecto reputacional sobre la gente bestial. Si se fija en los casos que se llevan en València o en Palma, empezamos las macrocausas con cien imputados y llegaban con diez. Durante la instrucción de la causa hay noventa personas que han sido expuestas públicamente y que al final se han archivado. Cuando llega el juicio, de los diez hay «equis» absoluciones. ¿Qué problema hay? Que los efectos reputacionales no los puede parar o recuperar.

Aquí en València lo que hay son conformidades...

Seguro. Y nosotros también en Palma. En un caso de 18 acusados, 17 se conformaron.

Incluso Matas

Incluso Matas, pero si se hace un estudio de las personas imputadas y de las que llegan a juicio y verá como duplica el número de imputados a las personas que llegan a juicio. Por eso me refiero a que los efectos reputacionales son muy duros.

¿Ha reconstruido puentes con el juez Castro? [Antes de contestar supera un leve ataque de tos].

No, la verdad es que no hemos vuelto a hablar desde hace tiempo. Perdimos la relación, no la relación profesional porque la seguimos mantuviendo, pero sí la relación personal, que se perdió y no se ha recuperado.

¿Fue una frustración no poder imputar a Camps y Barberá por Nóos?

Fueron imputados varios cargos de la Generalitat y del Ayuntamiento de València. Sí fue una frustración porque entendíamos que había indicios suficientes para poder lograr la imputación, porque los cargos intermedios que fueron imputados simplemente habían seguido órdenes de Francisco Camps y Rita Barberá. En todo caso, como no se admitió la imputación por parte del Tribunal Superior de Justicia de aquí, la causa no pudo seguir y no se pudo hacer otra cosa que acatar la resolución judicial.

Al leer la sentencia del Caso Nóos, extraña la disparidad de imputaciones entre la parte mallorquina y la valenciana. Aquí se imputó a los «curritos» que fueron muy fieles a sus superiores...

Esa es la sensación que nos quedó a todos. En Baleares se imputó al presidente de la comunidad, Jaume Matas. Y aquí se intentó, porque hicimos un escrito solicitando la imputación de Francisco Camps y Rita Barberá, pero el tribunal la desechó. Y los indicios eran muy, muy parecidos, tanto en un caso como en otro. Frustración sí, pero no sólo en este caso. Han existido muchas frustraciones en ese sentido. Hay frustración cuando sospechas algo y no consigues las pruebas que puedan convertir la sospecha en un indicio fehaciente. Pero en el momento que no lo pruebas, la presunción de inocencia tiene que primar. Si no lo pruebas, son inocentes. Se quedan en simples rumores y no podemos vivir de rumores y menos en la justicia.

¿Cómo espera ser recordado, como el azote de Matas o como el defensor de la infanta? [Lanza una carcajada al aire al contestar]

Mira, llega un momento que me da igual. Me lo tomo con humor... Me han llamado defensor de la infanta tantas veces... Que ahora soy abogado defensor... Y azote de Matas también... Creo que al menos el trabajo está hecho, bien o mal. Pero han sido más de cincuenta casos de corrupción en los que se han logrado algunas condenas. Otras no, porque no hemos podido probar los hechos, pero el trabajo está hecho y siento orgullo por el trabajo realizado. Independientemente de la infanta.

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