Leo mucho a Benedetti, en los momentos buenos, en los malos, y en los muy malos, como hoy. Decía: «Después de todo, la muerte solo es un síntoma de la vida» y así es como el poeta uruguayo me invita a reflexionar sobre la vida, tras la pérdida de un amigo. La vida de mi amigo es lo que pretendo homenajear en estas breves palabras. Honrar su memoria y su ejemplo. Celebrar su persona y su existencia.

La pasada madrugada falleció Miguel Manuel Oleaque Bustamante, miembro de la Corporación Municipal de Torrent durante las legislaturas 2007-2011 y 2011-2015. Miguel, asumió la Delegación de Obras y Servicios durante el gobierno del Partido Popular en Torrent, formando parte de las dos listas electorales que tuve el honor de encabezar en las elecciones municipales de 2007 y 2011.

Miguel ha sido el primer concejal gitano de Torrent y uno de los primeros cargos públicos gitanos en España. Esa circunstancia ha sido siempre un honor para su familia y para Miguel, pero también lo ha sido para sus amigos, por el ejemplo que supuso para todos.

Nadie se lo puso fácil, esa es la verdad. Trabajó durante 26 años como conductor de autobús y posteriormente en una empresa de servicios medioambientales y urbanos. Pensó que podía contribuir en defensa de sus compañeros y llegó a ser delegado sindical de la empresa en la que trabajaba.

Quiso seguir superando techos y barreras invisibles, de esas que a uno le frenan, aunque no se vean, aunque no se quiera hablar de ellas. Le propuse ir en la lista electoral del Partido Popular para las elecciones municipales de 2007 y me dijo que sí. Y así fue como un niño gitano nacido en la calle San Cayetano, cuya juventud transcurrió en la calle Santa Lucía daba un paso de gigante con orgullo de torrentino, «he visto crecer a esta ciudad y saber que ahora puedo contribuir a ello es todo un orgullo», decía.

Cuando decidí responsabilizarle de la Delegación de Obras y Servicios del ayuntamiento, ambos sabíamos que se exponía a la presión que generan las expectativas, los cánones, los prejuicios. Hoy estoy orgullosa de decir que su trabajo ha sido, sinceramente, ejemplar. Hemos hablado mucho, y me ha enseñado muchas cosas. Comentábamos como combatir el absentismo escolar en las zonas más vulnerables, reflexionamos sobre la forma de hacer a los vecinos del Xenillet o del Poble Nou partícipes y protagonistas de una transformación en sus calles y sus barrios; pensamos mucho en la forma de mejorar la convivencia.

Miguel es un ejemplo de superación y una persona que luchó contra las etiquetas peleando por su cultura y por su gente. Ha sido un responsable público ejemplar: trabajador, honesto y leal. Un ejemplo. Me acercó a su cultura con confianza, me ayudó y siempre cuidó de mí. Pero Miguel ha sido también mi amigo. Benedetti decía que «todos necesitamos alguna vez un cómplice, alguien que nos ayude a usar el corazón». Gracias por ser mi cómplice, Miguel. Hasta siempre, amigo. DEP.