Se esperaba mucho de la irrupción de aire siberiano, aunque finalmente la gélida vaguada se quedó prácticamente al pie de los Pirineos sin desplazarse apenas hacia al interior de la península. El pronóstico «clavó» el encuentro de la masa de aire húmedo y cálida del Atlántico y la entrada fría sobre la Comunitat Valenciana, aunque faltó frío para que el episodio provocará una situación de nevadas generalizadas. No obstante, las máximas experimentaron un acusado descenso en comparación con los últimos días y, como consecuencia de la irrupción de aire frío, las máximas se registraron de madrugada y no al mediodía, como suele ser habitual.

A las 14.00 horas, la temperatura en Castelló de la Plana era de 5,5 grados centígrados y la de València no pasaba de 6,4º. Habría que remontarse a 1987 y 2010, respectivamente, para encontrar registros tan fríos como los de ayer en estas ciudades. Sin embargo, nada comparado con lo ocurrido un 16 de enero de 1946, cuando en Castelló había 0,2º y en València estaba helando, según datos facilitados por la Agencia Estatal de Meteorología en la Comunitat Valenciana.

Según el pronóstico de este organismo público, el Atlántico seguirá enviando en los próximos días vientos muy húmedos y cálidos de origen subtropical cargados de agua. Se trata de una situación muy favorable para las lluvias, especialmente en el sur y oeste de España, aunque la potencia de los frentes previstos hará que la lluvia llegue al interior de la Comunitat Valenciana y, muy especialmente, a la cabecera de los ríos Júcar, Cabriel, Turia y Tajo, de los que depende el regadío y el abastecimiento de los valencianos.

En la Comunitat Valenciana las precipitaciones podrían extenderse al menos hasta el próximo domingo provocando una sensible mejoría en las reservas de agua embalsada, en los acuíferos y en la vegetación de las áreas forestales del interior.