La urgencia de un feminismo blindado constitucionalmente, el apremio por asegurar las libertades de la mujer, así como un pacto contra la violencia machista que (esta vez sí) cumpla con los presupuestos prometidos, fueron los ejes sobre los que viró la tercera edición del Feminario de la Diputación de València. Un «espacio de debate» con el que «valorar la fuerza del feminismo valenciano», según la diputada de Igualdad Isabel García. «Porque es esencial encontrar un recodo donde reflexionar de la mano de ponentes de lujo», indicó el presidente de la Diputación Jorge Rodríguez.

Estas jornadas dieron ayer el pistoletazo de salida (con más de 700 asistentes) y finalizan hoy después de varias intervenciones de mujeres como Estefanía Navarrete, Cristina Carrasco o Carmen Calvo. Especialistas que hoy continúan analizando en la Petxina la brecha existente en ciertas profesiones aún masculinizadas, el derecho a la vida y la libertad de las mujeres, así como la necesidad de una economía feminista que regule ciertas actividades aún invisibilizadas, como la de los cuidados.

Ayer eran las palabras de Amelia Valcárcel, catedrática en Filosofía Moral y madrina del evento, las que captaron la atención de todos los asistentes, con un discurso que dirigía el pensamiento colectivo hacia la esperanza por la «igualdad real» y a una paridad que, en palabras de la catedrática, se resiste en llegar.

«Nos hemos dejado retrasar por quienes creen que el feminismo es un discurso de deseo y no de libertad», indicó. ¿El culpable? Valcárcel señala directamente a un patriarcado fundado y protegido por los gobiernos conservadores «que hasta hoy (por ayer) nos han legislado». Porque «es muy difícil pedir igualdad a quien te usa como un trofeo», indicó, «tenemos que aprovechar la oportunidad que echar a Rajoy de la Moncloa nos ha dado».

«Cuando nos pregunten qué es lo que queremos, nuestra respuesta debe ser 'la mitad de todo': en política, en lo deportivo, en la creatividad e incluso en la religión», sentenció. «Queremos ocupar la noche sin miedo, queremos vivir con libertad», insistió. «No podemos permitirnos según qué interpretaciones y sentencias», por lo que, aseveró, es necesario incluir la perspectiva de género no solo en la educación primaria, sino también en las facultades de Derecho.

Y para ello, para acabar con la violencia machista, con la losa que el miedo ejerce sobre la actitud libre de la mujer, para «perder ese puesto repugnante que sitúa a España como primer país europeo con mayor trata y prostitución», dijo, «no existe un camino más eficaz que blindar el feminismo en la Constitución». Para que, sentenció, «lo que fueron meras recomendaciones por la igualdad se conviertan, por fin, en leyes imperativas».