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Autismo

Casi 4.400 firmas en una semana reclaman un aula especial para Martina

Los padres de la niña con autismo aseguran que la escolarización ordinaria implica la retirada de las terapias a las que va porque "no son compatibles"

Casi 4.400 firmas en una semana reclaman un aula especial para Martina

No es que pidan un imposible. O sí. Martina, una niña de 3 años con Trastorno del Espectro Autista (TEA), iniciará el «cole de mayores» en el centro que solicitaron sus padres en primera instancia. Pero no lo hará en un aula de Comunicación y Lenguaje (CyL), una clase de un máximo de 8 alumnos con recursos especializados para atender a escolares con TEA, sino en una clase ordinaria, junto con más de 20 alumnos de su edad, y «con los apoyos necesarios».

El aula CyL está completa. Pero sus padres, Rubén y Laura, temen que esos apoyos «no sean suficientes». Y lo temen porque así se lo han comunicado desde el colegio, porque se lo han dicho expertos que trabajan en fundaciones especializadas en terapias para niños con TEA y porque conocen las reivindicaciones de un colectivo (el educativo) que se queja de falta de recursos.

Así, la angustia que viven muchos de los padres que escolarizan por primera vez a su hijo, se multiplica en el caso de Laura y Rubén, que confían en que la Conselleria de Educación les ofrezca alguna alternativa.

«Condenada a estar desatendida»

Cuando Rubén y Laura vieron el nombre de su hija fuera de la clase CyL en los listados provisionales iniciaron una campaña de recogida de firmas en internet que ya lleva más de 4.380 apoyos en una semana. Y es que, para más inri, «al concederle un centro de educación, nos retirarían las sesiones de terapia que tenemos porque no son compatibles y dejarían a mi hija condenada a estar desatendida en un aula de 25 niños sin ningún tipo de atención como indica el dictamen y el diagnóstico. Y todo por falta de recursos», dice Laura en la petición que suma firmas sin parar.

En el mismo escrito, Laura cuenta cómo es la pequeña Martina y por qué su escolarización en un aula ordinaria: «Mi hija no sabe hablar, está totalmente hermética, no percibe a las personas, no se relaciona, no sabe pedir nada, no tiene percepción de hambre o sueño, tampoco apenas de dolor, no se comunica y no tiene control de esfínteres, por lo que usa pañal.

Tiene un transtorno con el sueño importante, que hace que no duerma la mayoría de las noches, solo come un plato en concreto por que no prueba sabores nuevos, no tolera más alimentos, asocia a las personas a acciones y funciona por rutinas. En 8 meses de terapia individual, 2 horas a la semana, tan solo ha aprendido a pedir su snack favorito a través de un pictograma. Tiene capacidad de aprendizaje pero necesita mucho apoyo y recursos».

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