Con motivo de la celebración mundial del Orgullo LGTB, las principales vías urbanas de la ciudad de València acogerán mañana, a partir de las 19.30h, la manifestación organizada por el colectivo Lambdaque se celebra cada junio.

Bajo el lema ´Conquistando la Igualdad. TRANSformando la sociedad´, saldrán a la calle miles de personas apoyadas por diferentes organizaciones sociales, sindicales y políticas. La marcha empezará a las 19.30h desde la Puerta de la Mar y concluirá en la plaza del Ayuntamiento donde a las 21.30h seguirá la celebración.

Ha sido largo y complejo el camino de lucha que han debido superar gays, lesbianas, bisexuales y transexuales para lograr derechos y libertades en el ámbito institucional y, aún más, para alcanzar el compromiso positivo de una sociedad que poco a poco ha ido abriéndose a su diversidad.

La primera manifestación del Orgullo en España tuvo lugar en 1977 en Barcelona, cuando la homosexualidad y la transexualidad todavía eran ilegales.

En aquellos años de la transición española, los homosexuales continuaban siendo condenados a la marginación social y al ostracismo y, además, eran perseguidos por delitos de escándalo público, ya que se suprimió parte de la ley franquista de Peligrosidad y Rehabilitación Social, que consideraba a los homosexuales y transexuales «peligros sociales», aunque siguió en vigor hasta el 1995, fecha en la que fue derogada.

Diez años después, el salto legislativo seria cualitativo al aprobarse en julio de 2005 la ley que reconocía el matrimonio homosexual, convirtiendo a España en el tercer país del mundo después de Bélgica y Holanda en legalizarlo.

En medio de aquella vorágine de cambios sociales y políticos, el 24 de junio de 1979 se celebró en València la primera manifestación convocada por el Moviment d´Alliberament Sexual del País Valencià (MAS-PV); dicha marcha contó con el apoyo del Ayuntamiento democrático, de la izquierda extraparlamentaria y de los movimientos sociales progresistas.

Participaron alrededor de entre unas 2.000 y 5.000 personas. A pesar de que la concentración se desarrolló con normalidad y en un ambiente general festivo, se registraron algunos episodios de conflictividad: un grupo de ultraderechistas convocados por la organización de extrema derecha Fuerza Nueva provocaron altercados que resultaron totalmente impunes.

Una tesis recupera la historia del movimiento LGTB valenciano

Todos estos hechos han sido abordados por el historiador Pau López en la tesis que presentará en la facultad de Ciencias Sociales de la Universitat de València el próximo 28 de junio, coincidiendo con el Día Internacional del Orgullo LGTB: "El rosa en la senyera. El movimiento gay, lesbiano y trans valenciano en su perigeo (1976-1997)", que ha dirigido la catedrática en Historia Contemporánea Ana Mª Aguado.

En su investigación, López relata la historia del movimiento LGTB valenciano, que hasta ahora no había sido documentada ni estudiada.

Se trata, por tanto, de un trabajo inédito, esencial para recuperar el legado de las diferentes organizaciones y su diversidad de vertientes ideológicas que ha habido en València, Castelló y Alacant y de sus protagonistas.

«He pretendido hacer una aproximación a la memoria del colectivo gay, lesbiano y trans en el País Valenciano, a partir de vivencias de las personas que estuvieron militando activamente durante esa época», apunta López, cuyo objetivo del trabajo se centra en «recuperar esa memoria como parte de una lucha democrática, dar cuenta de la riqueza y complejidad de una historia que ha sido silenciada e invisibilizada».

Testimonio de la liberación sexual

Uno de los pioneros activos de la lucha LGTB es Fernando Lumbreras (Melilla, 1958). Fernando fue de esos jóvenes que participaron en aquella primera concentración en el "cap i casal". Aunque la primera manifestación fue en 1979, hay antecedentes de algunas concentraciones muy pequeñas en 1978. «Al principio éramos un reducto muy pequeño, daba un poco de vergüenza, pero en aquel momento ya era un logro», reconoce Lumbreras.

«Teníamos el miedo en el cuerpo, pero acudimos a ella con una actitud muy lúdica, de pasarlo bien, de reivindicar, de invitar a toda la ciudadanía a participar con nosotros, cosa que costaba mucho en aquella época porque la gente era bastante reticente y tomaba distancia».

Lumbreras afirma que convocar aquel acto «no fue nada fácil. Tuvimos que ir a Gobernación a pedir el permiso. Era muy embarazoso, porque era un compromiso y nadie se atrevía a firmar con su nombre y apellidos. Yo creo que el primer permiso de concentración lo firmé yo, porque era el único que como ya tenía mi revolución hecha en casa y encima era hijo de legionario?».

Desde la perspectiva que le otorgan sus actuales 60 años, recuerda aquellos tiempos de represión como «una época terrible, de nefasta memoria», ya que «en aquel momento estaban los de la brigada 26 que nos vejaban constantemente. Las travestis, a las que nunca que se les ha dado un puesto de trabajo digno y que tenían que subsistir haciendo la calle, lo pasaban fatal porque las pillaban, les quitaban la recaudación, abusaban de ellas, y luego las despeñaban por el cauce del río. Y la que se salvaba, suerte que tenía, y la que no, quedaba malherida».

Sobreponiéndose a la represión y al miedo, Lumbreras siguió manifestándose junto a sus compañeros y compañeras. Denuncia, no sin tristeza, que junto a otros colectivos, el de gays, lesbianas y transexuales «estuvieron los grandes olvidados de la Transición».

Sin embargo, su activismo en el movimiento LGTB ha continuado a lo largo de las últimas décadas hasta la actualidad. 40 años después, Fernando Lumbreras sigue en pie de guerra: «Tenemos que seguir luchando. Al menos hay un día para recordarnos, para abrir conciencias. Nuestro colectivo siempre ha tenido los pies en el suelo y todo logro conseguido ha sido pasito a pasito. Creo que hemos sido inteligentes y hemos sabido jugar con las herramientas que nos ha brindado la sociedad».