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Entrevista

Gómez Mompart: "El periodismo no es ni mejor ni peor que la calidad de la democracia de un país"

El "padre" de los estudios de Periodismo en la Universitat se jubila. Cree que"no es cívicamente sano ponerse en una posición agresiva" contra À Punt

Gómez Mompart: "El periodismo no es ni mejor ni peor que la calidad de la democracia de un país"

Un día a finales de 1997, cuando era director del departamento de Periodismo de la Autònoma de Barcelona, le llamó el entonces rector de la Universitat de València Pedro Ruiz. Querían montar un título de Periodismo. Aquello que iban a ser un par de años en comisión de servicios han sido 18 al frente de una aventura que toca a su fin por jubilación. Está contento con lo hecho, aunque no era, admite, lo que soñaba: montar una especie de macrorredacción en la facultad. Lo ideal nunca es lo real, dice. Menos, en la universidad.

Dieciocho años después, ¿continúa creyendo en el periodismo?

Creo, pero hace tiempo que muchas cosas que se dice que forman parte del periodismo ya no lo son. Me refiero al entretenimiento o a la información de servicios, que hoy llega por otras vías. Pero el trabajo en busca de datos contrastados, la formación de un conocimiento de contexto y de conexiones con otras realidades cada vez lo hay menos.

¿Su definición de periodismo no es aquello de contar lo que los poderosos no quieren que se cuente?

En buena medida, sí. Y lo que es relevante socialmente. Hay demasiada noticieta que no tiene sentido en el papel. No sé si es lo que quiere el público, porque la gente joven no suele pasar de una pantalla y no quiere profundidad.

Esa gran transformación, del papel a internet, ha coincidido con su vida en la Universitat. ¿La esencia del periodismo está en peligro? ¿Los cambios afectan a la sustancia del periodismo?

Sí afectan. Porque además ahora ya hemos llegado a una fase de saciedad del espectáculo [título de uno de sus trabajos], que internet y las redes sociales digitales han incrementado. Una especie de idea de que todo tiene que ser divertido.

¿El periodismo no debe ser divertido?

Ha de ser entretenido, en el sentido de que debe tener su grapa para enganchar, pero siempre con datos trabajados en profundidad y hechos relevantes. Eso continúa siendo fundamental no solo para el ciudadano, sino para la democracia. Buena parte de la crisis de la democracia viene dada por la ausencia de un periodismo que cumpla su función. Y es una tontería que todo el mundo pueda ser periodista: cualquiera puede ser informador, pero periodismo es algo más.

En definitiva, que la sustancia está tocada con la revolución digital...

Sí, pero tengo esperanza. En los últimos años en el sur de Europa ha habido un exceso de periodismo de declaraciones, que es la negación del periodismo, facilitado por internet y las redes sociales digitales. Pero internet cada vez ayuda más al manejo de los datos, a cruzarlos, verificarlos y exponerlos, el Big Data. En periodismo, al final, no puedes estar pendiente de lo que le gusta al lector, porque el retorno de los clics son mayoritariamente tonterías, lo de los gatitos y las cosas frikis. Necesitamos algo más.

¿Las redes scoiales digitales han sido perniciosas?

Perniciosas, no, pero han provocado aquello de que todo vale y de que no hace falta ser experto para decir la tuya. Todo eso ha contaminado el periodismo.

¿Lo sucedido con la corrupción es el fracaso o el éxito del periodismo?

El periodismo, a pesar de algunas trampas, ha jugado un papel muy importante para sacar a la luz todo lo oscuro. Es verdad que después de eso, la sociedad española, y la valenciana en particular, no han sido muy receptivas, no se ha traducido en un castigo electoral.

¿Eso demuestra algo?

Piense que luego, a la larga, sí ha habido un resultado y eso demuestra que el periodismo continúa siendo imprescindible para la democracia. Ha hecho también que los jueces y la maquinaria judicial se pusieran las pilas. Ha creado una presión social positiva, como se ve ahora también en el caso de la violencia machista.

En el año 2000, Zaplana era el virrey valenciano y hoy está en la cárcel. ¿Qué lectura extrae?

Que el País Valenciano ha tenido un cambio extraordinario. Pensaba que me iba a jubilar gobernando el PP, no porque fuera el PP, sino porque tenía la impresión de que se había pervertido todo el sistema público y que la abundancia de dinero no se traducía en mejoras. El cambio era más que necesario. No sé si durará, pero creo que hay otro ambiente e incluso los empresarios se han dado cuenta. No nos engañemos: cuando hay una corrupción tan generalizada como había aquí, alguna parte de responsabilidad tiene la ciudadanía.

¿Qué conclusión saca sobre el país después de 18 años creando periodistas que lo reflejen?

Que el cambio ha sido positivo y empiezan a hacerse cosas que ilusionan, como la puesta en marcha de la nueva Corporació de Mitjans de Comunicació.

¿Está satisfecho con À Punt?

Dentro de lo que se puede estar. No plenamente, pero no creo que sea inteligente ni cívicamente sano ponerse en una posición tan agresiva como la de muchos compañeros y muchos medios privados. Es la primera vez, y se ha dado una lección en España, que se elige a una directora por un sistema de meritoriaje como se pide ahora en RTVE.

No sé si los alumnos y los periodistas jóvenes opinan igual.

Intervino el Parlamento y un montón de expertos en la elaboración de la ley y se ha fichado a la gente según los acuerdos y los compromisos con los extrabajadores. Tabla rasa no se podría hacer. Todo es criticable, claro. Los informativos han de mejorar y hay poca gente, pero tiene un color muy diferente de lo de antes, que era una cosa descaradamente manipulada.

El PP ha denunciado dos fallos en su contra en el primer día.

Sí. Atacarán por ese lado y Ciudadanos dirá que parece TV3, pero no es verdad.

¿Cree en los medios públicos o ya ha quedado demostrado que la tentación de la manipulación por los poderes y el adoctrinamiento es demasiado alta?

El periodismo no es mejor ni peor que el grado de calidad de la democracia del país. Y la nuestra es débil. Falta cultura democrática, no democracia. No nos podemos comparar con el Reino Unido, Francia o EE UU.

¿Y eso cómo se refleja en los medios públicos?

Si les dejan, son la única referencia de un periodismo de calidad con una cierta autonomía. Y de momento, no sé hasta cuándo durará, tengo la impresión de que À Punt lo está haciendo bien.

¿La posverdades un fenómeno nuevo o un peligro que siempre ha estado ahí?

El tema de las fake news tiene sentido en países democráticos de raíz sajona con una tradición de autonomía profesional y donde han tenido claro qué era hacer periodismo informativo, sin interpretación. En España, con más tradición de un periodismo interpretativo que informativo, la realidad alternativa, con sesgo, se ha hecho siempre.

¿Quiere decir que la posverdad en España la llevamos de serie?

Está incorporada en buena parte del periodismo latino. La aplica en los asuntos delicados, en cuestiones económicas y políticas de calado. Va incorporada a una manera de tratar la información con la idea de que el periódico ha de gustar a sus lectores, que es la negación del periodismo. La información no es gustar a tus lectores; eso, para los que hacen camisas. El lector lo que quiere son noticias con garantías. También es culpa de los ciudadanos, que esperan que les expliquen la vida de un color, como si fueran de una secta.

Conclusión: ¿tenemos un periodismo sectario porque padecemos una sociedad sectaria?

Si no sectario, un periodismo terriblemente ideologizado, hasta extremos brutales.

¿El «procés» ha sido el mayor fracaso del periodismo?

El fracaso del periodismo español, que no del catalán, porque en Cataluña había informaciones diversas sobre el tema; en el resto de España, solo había una versión.

¿Nunca ha sido tan fácil como ahora pasar por verosímil una mentira?

En primera instancia, sí, pero la ventaja es que es más fácil encontrar qué es falso. Rumores y falsedades trascienden mucho más, pero si no es una cosa muy elaborada, se acaba destapando.

¿Tiene una visión optimista del futuro a pesar de todo?

Sí, porque creo que hay profesionales del periodismo y que este es necesario para que avance una sociedad democrática.

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